Es el caso de
Egipto, no? donde los Hermanos Musulmanes estaban legalmente en el poder, por
haber vencido en las urnas, pero el ejército, por el clamor del pueblo, “protector
a la turca”, ha destituido a su gobierno que había quedado deslegitimado. Y
nosotros que, inocentes, confiábamos en la primavera
laica y esperábamos que las leyes civiles prevalecieran sobre la sharía religiosa… Porque por mucha
mayoría que un partido político sacara en las elecciones generales, si no
cumple sus promesas, no está legitimado para gobernar. Porque la legitimación
requiere una aceptación del gobierno legal por los ciudadanos en su quehacer de
cada día. Porque un gobierno que miente, queda deslegitimado. Porque un
gobierno que persigue el beneficio de su partido en contra del interés general,
por más que cacaree lo contrario, queda deslegitimado. Porque un gobierno que,
en contra del sentir mayoritario, cae bajo la influencia religiosa, queda
deslegitimado. Porque son incompatibles la religión y la democracia. Porque un
gobierno, por legal que sea, para afianzarse en el poder se mira en el ombligo,
se vuelve autoritario y secuestra las instituciones públicas (leyes,
tribunales, medios de comunicación…) en su propio provecho, pierde la
legitimación del ejercicio del gobierno. Porque si en este contexto las fuerzas
del orden reprimen a la población en lugar de protegerla, ese gobierno no está
legitimado. Porque si, como efecto de la impunidad que le cubre, se hunde en la
corrupción, queda deslegitimado. Porque si, para perpetuarse en el poder, ese
gobierno “legal” asfixia a la población y restringe sus derechos fundamentales,
ese gobierno queda deslegitimado.
Pero a todo esto, era realmente de
Egipto del que estábamos hablando?
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