Analfabetismo
No somos analfabetos o
letrados, como si fuéramos un bando a cada lado de la raya, sino que todos somos más o
menos (an)alfabetos. Por otra parte hay analfabetos absolutos, que no
saben leer ni escribir, y otros analfabetos relativos, los que sabiendo leer,
no leemos, o lo hacemos menos de lo que deberíamos.
Pero para qué hace falta
leer? Pues nada más y nada menos que para alimentar nuestro intelecto, como el
estómago necesita de alimentos. Más aún, leyendo aumentamos nuestra capacidad
de (auto)crítica, lo que nos permite entender y aceptar a los demás aunque
piensen de distinta manera que nosotros. Y, sobre todo, nos permite dudar de
todo lo que nos han enseñado, para recuperarlo como propio tras haber
reflexionado sobre ello y decidir libremente que queremos aceptarlo.
Hay dos trabas principales contra la
libertad de pensamiento: la religiosa y la política. Por eso tenemos que poner
sumo cuidado en rechazar (o aceptar) todo lo que nos digan los prestes y los
prebostes (los religiosos y los políticos), pues pocos males han amenazado a la
humanidad y a la libertad de pensamiento de un modo tan perverso como lo han
hecho estos dos estamentos de la sociedad. De ahí que sea especialmente
peligrosa la nueva ley Wert de educación al aglutinar ambos adoctrinamientos, el
político y el religioso, juntos.
Hay otra dificultad para atrevernos a dudar sobre
nuestras creencias y ponerlas en letra de solfa a fin de someterlas a nuestra
propia crítica. Y es la rigidez de los esquemas mentales que nos impiden
cambiar de opinión, sobre todo los imbuidos en nuestra tierna infancia. Y aquí
es donde se ve mejor la peligrosidad de la ley Wert al dirigirse a mentes
jóvenes que son más influibles cuanto “más analfabetas” sean, lo que se
complementa con un sistema educativo que deja el
mínimo de maniobra para pensar por uno mismo.
Si aceptamos la premisa de que cuanto mayor es el
analfabetismo menor es nuestra capacidad de resistencia a las influencias
externas y a creer las mentiras con las que nos engañan, por falta de capacidad
para generar pensamientos propios, tendremos que concluir que el analfabetismo es
un mal pernicioso que nos impide desarrollar nuestras propias ideas y nos
somete a la arbitraria disposición de quienes nos manipulan.
Son varias las veces que hemos tocado aquí este tema (ved la última en la entrada 679, de 9/5/13). El
principal objetivo de este blog es inquietar a los lectores no tanto para
aceptar las ideas que aquí se expresan cuanto para haceros dudar de todo lo que
creéis y os animéis a pensar por cuenta propia. Por eso este blog se pone
especialmente contento cuando el lector se muestra en desacuerdo con lo que en
él se dice.
Totalmente de acuerdo, como siempre...pero con este tema especialmente. Saludos!
ResponderEliminarGracias por tu claridad en la exposición y argumentación, estoy de acuerdo contigo,siento no disentir en esto ;), solo añadir algo más, creo que a la lectura y procesamiento de la misma habría que añadir la tertulia, el debate, el contraste de ideas, lo malo es que la mayoría somos unos analfabetos en el arte de la discusión, y el enriquecimiento personal que podría darnos, acaba muchas veces en frustación y desencuentro. Saludos!!!!
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