1. El Ministro del Interior habla y dice
…que el Constitucional dirá lo que quiera
pero para él no cabe el matrimonio homosexual al no ser la pareja de distinto
sexo. Como tiene que ser, un hombre y una mujer. Y punto pelota. Otro que tal
canta. Y yo me digo ¿este ceporro no se podría callar? Si expresa su opinión
como político es un irresponsable pues se supone que un ministro es sensato,
prudente, y gobierna para toda la nación. Pero si lo que expresa es su opinión
personal, qué me importa a mí lo que piense o sienta un cavernícola fósil que
no tiene dos dedos de frente? ¿Es que puede aprovecharse, una vez más, de su
cargo para contaminarnos con sus ideas personales? Propaganda institucional. Mire usted, descerebrado, como
lo demuestra el cargo de ministro que ocupa en el gobierno, cállese de una
puñetera vez, que nos molesta.
2. La Ministra de Despidos habla y dice
a los sindicatos y a Iberia que, por favor, usen
con “sensibilidad” la reforma laboral en el duro ajuste de plantilla de la
compañía aérea que va le espera a 4.500 de trabajadores que serán los despedidos.
Y esto lo dice la Ministra de Empleo que ha implantado, ella, ella, la reforma
laboral para facilitar el despido, reduciendo la indemnización a 20 días por año
y un máximo de 12 mensualidades. Pero entonces a quién se lo dice!? Por otra
parte se lo dice a una compañía suya, SUYA, ya que Iberia está participada a
través de IAG mayoritariamente por Bankia, la cual ha sido nacionalizada y por
lo tanto es del Estado. Pero a quién cree que se dirige este ceporro? Ganas de
aparentar una hipócrita “sensibilidad” en situaciones creadas por ellos del
modo más cruel y a entidades que son suyas. Quiere ser sensible y flexible?
Pues hágalo, señora, hágalo, y no se dirija al tendido buscando a alguien quien
culpar cuando los 4.500 trabajadores se encuentren en la calle. O espere cuatro
días porque en breve (es en breve?) según sus predicciones, vamos a salir de la
crisis. Supongo que estos despidos son también, como todo lo que este gobierno,
para crear empleo.
3. La palabra verbal escrita
Cuando
Obama inauguró el Congreso demócrata en Boston 2004 con el discurso
inaugural, fuimos muchos los que quedamos embelesados por su oratoria, su elegancia,
su naturalidad, su sinceridad, pero sobre todo por el modo de expresarse, su
ritmo y su tono.
El
complejo mito de Edipo encierra una profunda enseñanza, no por inadvertida
menos importante: la victoria de la palabra en la política. Edipo no accede al
trono de Tebas por las armas sino por la oratoria. Como luego, en la guerra de
Troya, en el debate sobre las armas del fallecido Aquiles, Odiseo derrotaría
también con la palabra al belicoso Ayax.
La
esfinge condicionó la entrada de Edipo en Tebas a que antes adivinara el
célebre acertijo del que “anda con cuatro patas en la infancia, dos en la
adolescencia y tres en la vejez”. Edipo superó la prueba al contestarle “el
hombre”. La esfinge entonces se suicidó arrojándose por un precipicio, dando a entender
que nacía una nueva era en la que ella no tenía cabida, por pertenecer a
tiempos antiguos. Y aquí es donde se cumple que en el inicio era el Verbo.
Fernando Fernández Gómez echaba de menos en
los políticos el titulo de cómico, no sólo por hacer de su vida una continua
representación sino por la necesaria habilidad en la declamación y la memoria.
Al gustazo que da escuchar a Obama sus discursos, como antes a Clinton, incluso
a los candidatos republicanos, sin hojas de papel para ayudarse, sólo puede compararse
la grima y la vergüenza que nos da ver a nuestros políticos con la muleta del
papel, que además no está escrito por ellos ni luego saben leerlo de corrido.
Lo cual tienen que hacerlo, lo de escribirlo antes de “hablarlo”, para
asegurarse la ambigüedad necesaria a fin de poder desdecirse en el futuro (que
tampoco es que les importe mucho), ya que todo lo que dicen es pura mentira.
Velocistas con muletas, deberíamos suspenderlos en credibilidad cuando usan las
chuletas.
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