miércoles, 31 de octubre de 2012

491. reflexiones y otros disparates del día (31/10/12)

Hoy va de mitos
El motivo es de fechas y los nuevos tiempos
1. Perséfone
Deméter/Madre Tierra (la vida) y el Hades subterráneo (la muerte) disputan por la posesión de Perséfone (el renacer de cada Primavera) cuyo destino es morir para poder sobrevivir, en un ciclo que se repite cada año.
El relato del mito es, en resumen, como sigue: Deméter busca afanosa, desesperadamente, a su hija Perséfone (“la que lleva a la destrucción-muerte”, diosa de la Primavera, Proserpina en Roma) que ha desaparecido abducida por el Hades en el Hades (dios del mundo subterráneo en el subsuelo de la Tierra). Al amenazar Deméter con una hambruna sin fin por la ausencia de frutos y cosechas en la Tierra si Hades no le devolvía a su hija, Hades y Deméter se sometieron al juicio de Zeus: Perséfone cohabitaría con Hades en su mundo ctónico los 6 meses de invierno, y viviría con Deméter en la superficie de la Tierra los otros 6 meses desde la floración de la primavera. El invierno comenzaba el 1 de noviembre y en esta fecha se celebraba la Muerte de Perséfone, su encierro en el mundo subterráneo, con más solemnidad y afluencia que la de su resurgimiento en primavera. Por qué? porque nuestros abuelos sabían que en el proceso de supervivencia del ser humano lo más importante era la muerte como origen de la vida. Es la muerte del cadáver-semilla la que hace posible, tras su enterramiento, su múltiple reproducción en la próxima primavera. El eterno retorno. Así se entiende la fuerza que perdura en el tiempo de la fiesta que exalta la muerte como protagonista de nuestra vida, desde Mesopotamia a México, pasando por el Halloween en USA (All Hallows Evening, ya cristianizado, mezclando –correctamente!- la muerte con lo sagrado, ahora santificado).
Todas las instituciones paganas fueron colonizadas, vampirizadas, parasitadas por las religiones monoteístas que no podían dejar de aprovecharlas como si fueran propias. Para ello, y como no podían desarraigar una tradición secular de tanta fuerza, intentaron suplantarla con otra fiesta, ya cristiana, la de Todos los Santos, para sustituir la de Todos los Muertos, ignorando que santo-sagrado es lo mismo que impuro, contagioso, como todo lo que tiene que ver con la muerte. Pero la fuerza de esta celebración ha desplazado su censura (la cristiana de Todos los Santos) a otro día, el siguiente día 2. Con lo cual la fiesta del día 2 no es sino la versión cristiana de la misma fiesta, la pagana, que es la magnífica celebración de la Muerte el día anterior. Pues los fieles (paganos) confirman el sentido genuino de esta fiesta celebrando a sus muertos y yendo a los cementerios que es lo suyo.
2. Medea
Eurípides tuvo que corregir su tragedia Medea para poder representarla en Atenas, que había rechazado el texto original por chocar con su mente patriarcal, por lo que tuvo que exiliarse y morir en el exilio. Medea, hija de Eetes en la Cólquide (mar Negro), era la sacerdotisa de Hécate encargada de custodiar en su templo el vellocino de oro (la piel dorada del carnero-Zeus) que los argonautas, griegos tesalios, comandados por Jasón, reclamaban como propio. Medea le ayudó en la gesta del rescate de la piel del cordero que hacía llover y huyó con Jasón en su barco Argos a Corinto donde terminó dando muerte (sacrificando) a sus hijos habidos con el héroe griego. Los pretendidos celos de Medea como motivo de sus infanticidios son una censura patriarcal a una acción de distinta naturaleza interpretada en un diferente contexto axiológico. Si Medea era la sacerdotisa (Madre) de su grupo (pueblo o tribu), cualquier sacrificio de individuos de su colectivo lo era de sus “hijos”. Y si en las creencias de nuestros antepasados la muerte sacrificial era necesaria para la supervivencia del grupo, por aquello que ya conocemos de la Muerte como origen de la Vida, enterrando al cadáver-semilla que luego sería objeto de libaciones y alimentos hasta su regeneración en nuevos individuos en la primavera; y si el sacrificio en sus orígenes era voluntario, como lo confirma que los participantes en los rituales de Atis, Adonis, Dionisos…, llegaban a emascularse a fin de asimilarse a los sacrificados, los cuales, además, lo eran por haber competido para conseguir ese honor tan útil para el grupo; y si entendemos por civilizado el pueblo que se sacrifica para mejorar a las generaciones futuras, en ese caso ni Medea era una vil asesina ni fuimos nunca más civilizados que cuando practicábamos sacrificios rituales (voluntarios). Por cierto que el héroe Jasón murió por caerle en la cabeza un tablón del barco Argos mientras dormía, lo que remata, ridiculizándolo, el papel del varón en esta gesta. 
3. Ariadna
La versión moderna del mito del Minotauro, Ariadna y Teseo, exaltaría la decisión y valentía (de Teseo) y la prudencia y previsión (de Ariadna) en su aventura con el Minotauro. Atenas era tributaria de Creta con 14 jóvenes, 7 de cada sexo, que debían entregar a Creta cada año para ser sacrificados en el laberinto de Cnossos al Minotauro. Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, se prestó voluntario a formar parte del grupo de atenienses que iban a ser inmolados en Creta aquel año.
           Minos era el nombre del linaje del rey de Creta, que lo era como cónyuge de la sacerdotisa Pasífae (luna-vaca que alumbra para todos) quien, al revestirse como vaca en la cópula ritual, obligaba a Minos a tomar la apariencia totémica de Toro para montarla, lo que implicaba su consiguiente sacrificio ritual. Pues la cópula de un mortal con la “diosa” obligaba a su inmediata muerte ceremonial, a manos, en este caso, de Teseo.
Ariadna, hija de los reyes de Creta, se enamoró del ateniense e ingenió un artificio para ayudarle a superar la lucha con el Minotauro. Ella sujetaría el cabo de un hilo del ovillo que entregó a Teseo para que le ayudara a salir del laberinto. Aunque luego no llegó con él a Atenas pues decidió quedarse en la isla de Naxos, límite de su territorio cretense, para no perder su estatus y condición matrilineal.
Eran mujeres las acróbatas que sorteaban los toros en Creta
Los roles y actitudes de estas mujeres, Perséfone, Medea, Ariadna…, verdaderas autoras de las hazañas atribuidas posteriormente a sus varones, si se comparan con los roles y funciones de la mujer en las sociedades monoteístas actuales, las superan con ventaja. La niña pakistaní Malala Yusufzai, de 14 años, ha estado a punto de morir de un tiro en la cabeza por haberse atrevido a instruirse, y ya se sabe lo que pasa, que si aprenden en la escuela luego querrán enseñar a las demás, con el peligro de que puedan llegar a tomar decisiones por sí mismas (incluso de sus cuerpos, algo que personajes tan tétricos como el ministro Gallardón no estarán dispuestos jamás a consentir).

P/D: Al posible argumento crítico de que estas mujeres eran excepcionales y probablemente no reflejen a nuestras antepasadas en general, antes del patriarcado, por lo que habría que compararlas, si cabe, con mujeres históricas también excepcionales (que confirmarían la regla contraria), contesto aclarando que estas mujeres son míticas, por lo que reflejan valores culturales entonces vigentes, y así es cómo las veían nuestros antepasados. No se olvide que los mitos eran elementos del acervo cultural que servían de pautas de conducta. Y en cualquier caso dicen mucho de lo que la sociedad esperaba de ellas.

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