1. Distendiendo
Me piden que glose el texto Invasión publicado por Marian Rebolledo en El Heraldo del 24/10/12, que me limito a reproducir casi textualmente (con mis añadidos, “pues”):
Los pobres en Alemania que tocan el umbral de
la pobreza y al borde de la marginalidad son ya el 20% del total de la
población mientras que el 20% más rico alemán en los últimos cinco años ha
duplicado su patrimonio. La “crisis”, pues, incrementa la brecha entre pobres y
ricos incluso en Alemania. Lo cual se entiende si, incluso manteniendo la misma
producción de bienes y servicios, los menos afortunados ven disminuir su
participación en el pastel (su salario reducido como parte de la masa
monetaria, o del total de la riqueza) que no desaparece, sólo se transforma (de
bolsillo). Recuérdese que las elites son extractivas,
que no crean ninguna riqueza sino que la detraen de los que la producen. La
brecha no es sólo económico y social sino que se extiende a la mujer en las
empresas o al generacional, en el que los jóvenes estudiosos tienen que emigrar
para aplicar sus conocimientos donde se los paguen. Para evitar la fuga de cerebros formados es
para lo que se han tomado medidas escolares que permitan su deformación, formando
descerebrados.
El esperpento de Tve que acaba de expresarnos
su temor de que los órganos de un asesino puedan llevar su alma dentro, por lo
que deberían ser rechazados para evitar dañar al posible trasplantado, es una
muestra más de la bazofia que los babosos y píos del gobierno han implantado en
el órgano televisivo, con un contagio viral sistémico, holístico, integral,
vamos, que no se libran de él ni los teléfonos. Han hecho así un favor a los
profesionales que, con motivo del cambio, echaron o se despidieron. Este primor del periodismo, esta loló-lolailo de la televisión, se pone a sí misma como ejemplo: para demostrar el fundamento empírico de sus declaraciones sobre el alma de las entrañas, ella va a donar todos sus órganos. Socorrrooo!!! Que los etiqueten bien definidos, que ella sí que puede envenenar a media humanidad.
Me piden que glose el texto Invasión publicado por Marian Rebolledo en El Heraldo del 24/10/12, que me limito a reproducir casi textualmente (con mis añadidos, “pues”):
(maño esperando que Cataluña se separe para ver la playa)
Cachis
en la mar. El ‘conseller’ Felip Puig nos ha pillado. Estábamos aquí, en un
lugar que no desvelaré, preparando los planes de invasión para conseguir que
¡por fin! Aragón tenga playa, y él nos lanza un aviso para navegantes con eso
de que los Mossos estarán al servicio de la Generalitat en caso de conflicto.
Íbamos nosotros, el Comando Baturro Sénior (CBS), a reclamar el territorio que
nos pertenece como Corona de Aragón (oye, que todo el mundo se va a la
prehistoria para legitimar sus reivindicaciones políticas, pues) y ya teníamos
la infraestructura pensada. A río revuelto, nosotros nos abrimos camino hasta
el mar, pensamos. Lo teníamos calculado todo al detalle: la Casa de Aragón en
Barcelona, de piso franco; aquellos de nosotros que pasís el invierno en Cambrils y Salou, de quintacolumnistas. Hasta
habíamos hecho un pedido grande de adoquines del Pilar para levantar barricadas.
Pero mira, nos han pillado, pues. El ‘conseller’ Puig nos ha metido el miedo en
el cuerpo con eso de que los Mossos van a oponerse a nuestras fuerzas
revolucionarias, con que ojito. Nadie entendía el mensaje de Puig, pero
nosotros sí. Aun así, tranquilos, que no está todo perdido. Ahora mismo nos
juntamos para ver quién tiene hijos y nietos en los Mossos d’Esquadra y se van
a enterar, ya te digo, pues. Guerra psicológica se llama. ¿Quieres comer
ternasco en casa de la abuela el domingo? Pues a desmarcarse del ‘conseller’.
Así que tiembla, Puig: te tenemos rodeado por todas partes y no tenemos otra
cosa que hacer. La amenaza soberanista te va a llegar por donde menos te lo
esperas.
2. Distanciando

3. Distorsionando


Abducida como ha sido la tve por el gobierno del PP, esta punta del iceberg delata la podredumbre de
los sicarios contratados para su propio boato, por no hablar de los silencios a
los que les obliga su envilecido trabajo. Claro que no les cuesta someterse
pues pertenecen a su misma ralea, tan piadosa como hipócrita. Y si las
flatulencias que sueltan los nuevos “profesionales” que la regentan apestan a
distancia, imagínense a los que siguen dentro. Y encima lenguaraz. Y la siguen
dejando hablar. El momento más patético lo imagino en la sesión de maquillaje,
previa al estropicio que armó cuando no supo disculparse, pues lo que hicieron
fue simplemente maquillar a un pedo.
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