1. Brasil sexta potencia
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2. Los Jueves Santos en lunes
La noticia dice que la CEOE quiere que el Jueves Santo se celebre en lunes y que Reyes deje de ser el 6 de enero. Se trata de evitar puentes y viaductos con el consiguiente descenso de la productividad laboral. Así que Reyes se celebraría el lunes (posterior o anterior?) más cercano, suponemos, y el Jueves Santo, igual. Pero cómo llamaremos entonces a este día? soportará que le sigamos llamando "Jueves" Santo? A estos empresarios les das una mano y te enganchan por el hombro. Si consiguen esto habrá que esperar a ver qué nos proponen a la próxima.
3. Y siguen las Agencias de Calificación
Faltas de protagonismo, AA.CC.RR. (Standard & Poor's, Moody's y Fitch, agencias de calificación de riesgos) amenazan con rebajar la nota de 17 países europeos, a bulto, con lo cual provocan nuevas tensiones en los mercados financieros. Producen lo mismo que predicen y lo consiguen por el mero hecho de predecirlo. Ya sabemos que el miedo induce al miedo, y que infundiendo temores se provoca lo que se predice. En el caso de los mercados financieros esto se ha hecho evidente en el curso de estos años por lo que no tiene sentido aplicar la libertad de expresión a informaciones que, en efecto, dañan y mucho a terceros. Ellas fueron verdaderos motores de la crisis, que en principio no fue fiscal sino puramente financiera. “La triple AAA es una abstracción que no existe, es algo freudiano”. Las fecha que eligen para publicar sus torpes, falsos y dañinos datos, revelan un sesgo político contra el euro. Su lista de errores, desde Lehman Brothers hasta USA y Francia no cabe en esta entrada con una concatenación de fallos que no cesa. Se supone que protegen al inversor que arriesga y luego ponen nota alta a las hipotecas basuras. Su alarmismo irresponsable es una fuente de ingresos para ellas. Y aunque los dirigentes europeos han estado de acuerdo con la necesidad de castigar, frenar, controlar, esta hidra de siete cabezas, a la hora de regularlas, perseguirlas y sancionarlas no se han atrevido ni a rozarlas. Más bien les han hecho reverencias y no saben cómo contentarlas para ganarse su buena opinión. Esto les ha permitido crecerse y ahora se chulean con una arrogancia que da náuseas. Pero lo peor es el eco que consiguen en sus grandes aliados, la prensa y los medios de comunicación. Sin éstos serían inocuas. Pero éstos no tienen remedio ni pueden evitarlo si quieren sobrevivir en su profesión.
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