1. Carmen Balcells vende su archivo a Cultura por 3 mills €
Seguro que vale eso. Y más. Son 2.000 cajas con documentación privada y correspondencia de más de 200 autores (entre los cuales varios premios Nobel), como García Márquez, Vargas Llosa, Cela, Miguel Angel Asturias, o Gil de Biedma, Carlos Barral, Goytisolo, Pablo Neruda, Cortázar, Miguel Delibes, Vicente Aleixandre, Torrente Ballester, Manuel Vázquez Montalbán, Terenci Moix, Juan Carlos Onetti, Bryce Echenique, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Isabel Allende, Rosa Montero… Yo mismo intenté acceder a su club presentándoles mi última novela Andrómeda Cubana, pero no pasé la raya. Pues bien, a pesar de la transparencia que se exige a los archivos públicos, el Ministerio de Cultura se niega a dar acceso a ninguna información, “a cal y canto”, a este respecto. Imaginamos que el texto del contrato lo prohíbe, al menos mientras sigan vivos. Pero en tal caso al menos deberían hacer público el texto íntegro de ese contrato, no?
2. El Rey con un ojo a la virulé
La Casa Real informa que se ha herido con una puerta en su estancia real. O estaría mirando por el ojo de la cerradura cuando le abrieron la puerta de golpe? Si es que esa debe de tener una cantidad de puertas…
3. Carta de una señora de 86 años a su banco (publicada por el New York Times)
Muy señor mío:
Le escribo para darle las gracias por haber rechazado el cheque que libré para pagarle a mi fontanero. Según mis cálculos, debieron transcurrir dos o tres segundos entre la presentación del cheque y la llegada a mi cuenta de los fondos necesarios para cubrir su pago. Me refiero, por supuesto, al depósito automático mensual de mi pensión completa, un arreglo que, lo admito, ha estado en vigor durante sólo ocho años. Esos tres segundos fueron suficientes para hacer un débito en mi cuenta por US$ 30 en concepto de penalización por las molestias causadas a su banco. El agradecimiento que ahora expreso nace porque este incidente me ha hecho repensar mis errantes procedimientos financieros y bancarios. Me di cuenta de que, si bien yo personalmente contesto todas las llamadas telefónicas y cartas de su banco, cuando trato de contactarlos me enfrento a lo impersonal, a una sobrecarga de frases pre-grabadas, encuentro una entidad sin rostro, que es en lo que su banco se ha convertido. A partir de ahora, yo, como usted, elijo sólo hacer frente a una persona de carne y hueso. Los pagos de mi hipoteca y de mi tarjeta de crédito, en consecuencia, en adelante ya no se harán por débito automático. Llegarán a su banco cheques en un sobre dirigido personalmente y en forma confidencial a un empleado de su banco que usted debe nombrar a la mayor brevedad. Tenga en cuenta que abrir un sobre dirigido a otra persona se trata de un delito, con arreglo a la Ley Postal. Adjunto un juego de formularios que su empleado elegido deberá completar. Lamento que requiera ocho páginas pero, como Ud. comprenderá, necesito saber tanto de él o ella como su banco sabe acerca de mí. No hay otra alternativa. Tenga en cuenta que todas las copias de su historial médico deben ser refrendadas por un Notario Público, y los datos obligatorios sobre su situación financiera (ingresos, deudas, activos y pasivos) deben ser acompañados de pruebas documentales. A su debido tiempo, a mi conveniencia, proporcionaré a su empleado un número PIN que él/ella deberá citar para tratar conmigo. Lamento que no puede ser inferior a 28 dígitos, pero, de nuevo, me he inspirado en el número de botones que me requieren a mí para acceder a mi cuenta en vuestro servicio phone banking. Como se suele decir, la imitación es la forma más sincera de adulación. Por eso, permítame nivelar el terreno de juego algo más. Cuando me llamen, pulsen los botones de la siguiente manera: Inmediatamente después de marcar mi número de teléfono, presione * para conversar en inglés. A continuación, pulse:
# 1. Para concertar una cita conmigo.
# 2. Para consultar sobre algún pago pendiente.
# 3. Para transferir la llamada a la sala de mi casa en caso de que yo esté allí.
# 4. Para transferir la llamada a mi habitación en caso de que esté durmiendo.
# 5. Para transferir la llamada a mi baño en caso de que esté atendiendo a la naturaleza.
# 6. Para transferir la llamada a mi teléfono móvil si no estoy en casa.
# 7. Para dejar un mensaje en mi ordenador. En este caso una contraseña será necesaria. La contraseña será comunicada a su empleado una vez que haya cumplido los requisitos ya descritos.
# 8. Para volver al menú principal y escuchar nuevamente las opciones 1 a 7.
# 9. Para presentar una queja o una pregunta general. En este caso, el contacto quedará en suspenso, a la espera de mi atención. Si bien esto puede, en ocasiones, ocasionar una larga espera, escuchará música mientras dure la llamada.
Lamentablemente, pero de nuevo siguiendo su ejemplo, comunícole que también deberé cobrar una tarifa a fin de mantener el funcionamiento de estas nuevas disposiciones. Su humilde cliente.
Y recuerde: intenten no provocar a los mayores. A los viejos no nos hace falta mucho para irritarnos.
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