Período de instrucción

Dick Cheney
La extrema derecha lo tiene fácil. Lo de qué hacer con los inmigrantes que no paran de llegar. Hale, a Ukrania, a la guerra, cuando se organice el ejército común europeo, o cualquiera que sea la forma en que se coordine la ayuda al gobierno de Kiev.
Incluso, al estilo de Dick Cheney, vicepresidente de Bush Jr. q.e.p.d., siempre
se podría recurrir a una contrata militar privada. Buena parte de la fortuna
del vicepresidente la consiguió con sus contratos de mercenarios en varias guerras,
entre ellas la de Irán. Y sin remordimientos de conciencia ni reclamaciones de
soldados “nuestros” aquejados en su salud mental como los regresados de Vietnam.
Estos inmigrantes sólo serían carne de cañón. En lugar de armas modernas
podrían equiparse con garrotes que es más barato. En cuanto a la posible denuncia
woke de desigualdad en el trato a los ciudadanos, primero que no serían ciudadanos
(hablamos de indocumentados) y segundo, que siempre cabría hacer una pequeña
modificación a la Constitución, sección derechos humanos.
Hasta la Conferencia Episcopal (que engloba obispos
de las 70 diócesis de nuestro país) denuncia la actual normativa para
regularizar la situación de medio millón de inmigrantes a quienes “deja en un limbo jurídico”
si no han cumplido dos años de permanencia ni pueden acceder a un puesto
laboral por la edad, discapacidad o enfermedad crónica, y varios supuestos más.
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