Es curioso que las nuevas formas de autoritarismo libertario intenten hacernos creer que lo que buscan y predican es la Libertad. Una pregunta que me asalta: ¿cómo es posible que una concepción extrema del liberalismo adopte formas autoritarias? La respuesta sólo cabe desde una idea negativa de la libertad por la que el individuo se afirma en contraposición a los demás. Este individuo tiene que ser autosuficiente, competitivo, desvinculado de su dimensión colectiva, ya que su idea de la libertad procede del desprecio a cualquier clase de vinculación.
El concepto de libertad de los
libertarios tiene distintas versiones. Puede referirse a la libertad de
expresión ilimitada en las redes (Musk), puede ser un antiestatismo radical
(Milei) o una forma de desprecio a cualquier norma (Trump). En todos los casos
se trata de entender la libertad como un valor incondicionado, que no quieren
ver limitado por nada, sea una realidad objetiva, obligaciones respecto a los
otros, regulaciones o deberes ecológicos. Y a quien les señale un aspecto de la
realidad que les contradiga se le adjudicarán las peores intenciones.
El libertarismo es una posición antipolítica
porque le falta la relación con un mundo compartido, compatible con el mayor pluralismo
de concepciones acerca de la realidad. Vivir en una realidad compartida no es
incompatible con el ideal de autorrealización subjetiva, sino con su versión
narcisista e individualista.
Si queremos que la libertad sea algo
más que una libertad negativa, la libertad debe tener una fuerte imbricación
social. Porque la libertad sólo existe donde hay un reconocimiento de las dependencias
recíprocas.
* * *
Al mejor estilo del policía corrupto de Santiago Segura, "el sospechoso de atentar contra Trump dejó escrito que quería matarlo". Y que quede bien claro que esto no fue un invento para aglutinar a los seguidores de Trump. Y que nadie piense que la herida de la oreja fue un simple y puro maquillaje. ¡Santiago y cierra España!
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