sábado, 10 de agosto de 2024

2545 (S 10/8/2024) Efecto placebo

 

La aspirina, junto con la rueda y el dios monoteísta, es uno de los grandes inventos de la Humanidad. Tanto es así que cuando me dolía la cabeza sacaba de la caja una pastilla y sólo con tocarla, sin llegar a tomarla, me quedaba como nuevo. El que no se lo crea que no siga leyendo. Podría decir que simulaba tomarla sin llegar a hacerlo, pero no hay por qué ser hiperbólicos, encarnizándonos con el cerebro, el pobre, que puede ser tonto pero no tanto. En todo caso, la mera expectativa de que algo te va aliviar el dolor, lo alivia.
         El cerebro actúa como vigilante contra todo lo que nos pueda dañar. Y si algo nos daña, la mente lo ficha y cada vez que lo huele, desde lejos, se pertrecha contra él y organiza la defensa (el dolor) para protegernos. Es el caso de la aversión al gusto (o al sabor) que merece tratamiento aparte en los manuales de Psicología: si algún alimento nos hizo daño, la primera defensa es aborrecerlo y hacer muy difícil que lo intentemos disfrutar otra vez.
          A veces da por cumplida su misión sólo con avisarnos y nos deja a nuestro aire para que resolvamos la incidencia. Es el caso de los avisos de la pituitaria contra un olor desconocido, por si fuera peligroso, pero una vez avisados (nosotros) se acostumbra (ella), se retira y ahí te apañes.
        Cuando el cerebro se percata de un dolor, lo asocia a lo primero que pilla cerca para que nos defendamos. Y eso que estaba cerca, el pobre (este pobre es otro), aunque no tenga culpa de nada, queda estigmatizado para toda la vida. Aunque a veces, con paciencia, podemos recuperarlo, siempre que se demuestre su inocencia.
     A estas consideraciones se pueden añadir otras más cien-tí-fi-cas: La causa última del efecto placebo está en el cörtex cingulado anterior (CCA) situado tras la frente y entre las sienes y conectado por un lado con las emociones y por otro con la razón. 
       Se han confirmado estas notas experimentándolas con cobayas. Los hinchas de las explicaciones místicas van a pasar un mal rato cuando se enteren de que también los ratones experimentan el efecto placebo.

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