jueves, 9 de marzo de 2023

2304 (J 9/3/2023) Autoras escondidas detrás de sus obras

        
Qué difícil fue para la mujer durante mucho tiempo darse a conocer como escritora, esa noble tarea para la que no podían estar preparadas y que, además, podía ensombrecer el estatus social de sus esposos. Se daba por supuesto que pertenecían a una casta inferior por lo que sus obras tuvieron que ser publicadas bajo pseudónimo (masculino) o directamente firmadas por sus maridos.
        Todavía a finales del siglo XVIII y principios del XIX, la escritura, y especialmente la escritura de ficción por dinero, se consideraba una actividad muy poco femenina. La idea de que las mujeres escribieran novelas y las vendieran a cualquiera que estuviera dispuesto a pagarlas se asemejaba indecorosamente a la prostitución.
        ¿Querréis creer que el libreto de El Amor Brujo de Falla lo escribió una mujer, María LejárragaIgual que los de Turina.
       La Dama y el vagabundo de Disney es un plagio de Merlín y Viviana o la gata egoísta y el perro atontado de Lejárraga. Y encima con pseudónimo masculino: Gregorio Martínez Sierra, que era el nombre de su marido, por cierto, qué casualidad. (Se adjunta su ilustración, junto con la de Rosalía de Castro.)
        Rosalía de Castro llegó a denunciar que la escritora que quisiera darse a conocer tendría que hacerlo bajo la firma de su marido.
        Y así tuvieron que evitar mostrarse como autoras:
        George Eliot que era realmente Mary Ann Evans.
        George Sand que era realmente  Amandine-Aurore Lucile Dupin de Dudevant. Que por cierto, además de fumadora, fue pareja sentimental de Prosper Merimée, Jules Sandeau, Alfred de Musset, Felicien Mallefille, Alexander Manceau, Victor Borie, Frederin Chopin…, y en su círculo de amigos se encontraban el compositor Franz Liszt, el pintor Eugène Delacroix, el escritor Heinrich Heine, así como los escritores Victor HugoHonoré de BalzacGustave Flaubert, Julio Verne...
        Jane Austen nunca vio su nombre en la portada de uno de sus libros. Sentido y sensibilidad era “de una dama”, Orgullo y prejuicio era “de la autora de Sentido y Sensibilidad”… Sus casi contemporáneas María Edgeworth, Ann Radcliffe, Frances Burney, Mary Shelley… también publicaron sus primeras novelas de forma anónima.
        En 1846 Emily, Anne y Charlotte Brontë  (Cumbres borrascosas…), publicaron una colección de su poesía bajo los seudónimos de Currer, Ellis y Acton Bell.
        Violet Paget se escondió bajo el nombre masculino de Vernon Lee.
         Katharine Bradley y su sobrina y compañera Edith Copoper publicaron sus poemas bajo el nombre de Michel Field.
        María de la O Lejárraga, novelista y dramaturga cuyas obras (casi todas, hasta la muerte de su esposo) fueron firmadas por él, Gregorio Martínez Sierra. Cuando en 1947 fallece su marido (del que estaba separada por adulterio), ella empezó a firmar como María Martínez Sierra. Tras la muerte de Gregorio, María recibía el 50% que le correspondía de derechos de autor como viuda, no como autora. Estando exiliada, por republicana, no logró el reconocimiento de su autoría por parte de la Sociedad General de Autores.
         Vladimir Nabokov sometía sus escritos a las correcciones y redacción definitiva hecha por su esposa Vera Nabokov.
         Scott Fitzgerald, autor de El Gran Gatsby, celoso, prohibió a su mujer Zelda Fitzgerald publicar su diario y censuraba los capítulos de sus obras que consideraba ofensivos para él.
         Howard Lovecraft dio su nombre a obras de su esposa Sonia Greene, tales como The horror at Martin’s beach, o Something about cats and other pieces
         Virginia Wolf (“Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción”) denunciaba que la mayoría de las obras firmadas por “Anónimo” tenían como autoras a mujeres.
        Bajo el pseudónimo de Fernán Caballero se escondía Cecilia Böhl de Faber.
        Luciano de San Saor era reamente Lucía Sánchez Saornil,
        Gracián Quijano era Francisca Sáenz de Tejada.
        Colette (Claudine…) sólo se autoidentificó después de haberse divorciado.
        Incluso J.K.Rowling (Harry Potter) escondió su nombre femenino, Joanne Rowling, para evitar el posible rechazo de lectores masculinos. Sus novelas policiacas van firmadas por un tal Robert Galbraith.
        Ya lo dijo Safo (Grecia, 650-580 a. C.), la primera poetisa occidental conocida: "Alguien se acordará de nosotras en el futuro".


No hay comentarios:

Publicar un comentario