Es una cretinez condenar la Deuda Pública porque sí. La Deuda
Pública nos permite disfrutar hoy día de infraestructuras y tecnologías que,
sin ella, tardaríamos 20 o 30 años en tener. Su renovación anual es fácil y
casi automática. Es, pues, no sólo recomendable sino también prueba de una
buena gestión.
La Deuda tiene dos límites por su posible impacto en el déficit público:
uno, que el tipo de interés que paguemos no supere el % de la inflación (caso
actual) y dos, que su exceso sobre el PIB merme los recursos públicos.
Controlar esos dos puntos es materia política, apoyada sobre expertos
economistas. Cancelar la Deuda sería un grave despilfarro propio de una torpe
administración. Así que a ver si dejamos de dar la murga condenando una
práctica financiera que nos ha permitido disfrutar de lo que tenemos hoy.
"Que es economía, estúpidos".
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