lunes, 29 de noviembre de 2021

2129 (L 29.11.2021) Cuba (V) Educación y Sanidad

Los defensores acérrimos del régimen de Fidel Castro y su gloriosa revolución argumentan, con razón, que el sistema de educación y el de salud, fueron y siguen siendo, un éxito social incomparable en toda América Latina. Pero, afuer de llevar razón, un éxito en determinadas áreas en un contexto de desastres puede volverse en contra y dar lugar a extraños efectos colaterales.

    Y así, en un ejercicio atlético de supervivencia, se encuentran biólogos graduados vendiendo croquetas caseras en la calle, médicos postgraduados haciendo copias de llaves, taxistas que te demuestran que la macroeconomía diverge de los modelos de la economía doméstica y todo tipo de personas con carreras universitarias realizando las labores más dispares que se pueda imaginar.

     Estas distorsiones provocan incoherencias tales como las que expresaba un informe de la CIA a la Casablanca: “Señor Presidente, en Cuba no hay desocupación pero nadie trabaja; nadie trabaja pero según las estadísticas se cumplen todas las metas de producción; se cumplen todas las metas de producción pero no hay nada en las tiendas; no hay nada en las tiendas pero todos (mal que bien) comen; todos comen pero todos se quejan de que no hay comida (ni desodorantes); todos se quejan pero todos aclaman a Fidel en la plaza de la Revolución. Estos son los datos, ninguna la conclusión”.

       Un éxito social en algunos sectores sin estar acompañados de otros en la base del sistema económico-político-social (primum vivere, deinde philosophare), pueden derivar en una sociedad distorsionada con hambre física tanto como de libertad. Un régimen policial y corrupto no puede esperar que la población civil sienta respeto por los políticos que rigen el sistema. Y mucho menos que no puedan expresarse, y aún menos manifestarse, como piensan, como sienten.

       La economía cubana es un ejemplo de desastre por haber aplastado cualquier iniciativa privada y la política un modelo de tiranía que no acepta la menor crítica sobre la Revolución.

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