La nueva izquierda.
En 1986 se creó Izquierda Unida en un intento de definirse y distinguirse de la socialdemocracia del PSOE. Dos décadas después, con motivo del 15M, emergió Podemos aprovechando el tirón de la revuelta callejera, y aspirando a superar la división izquierda-derecha para sustituirla por la “gente” contra la “casta”, con la pretensión de ampliar el espacio de las bases.
Cristina Monge, en su último artículo A la izquierda del PSOE, concluye: Cinco años después, la dinámica política del país, la recuperación del PSOE, y la salida —voluntaria o no— de buena parte de quienes llevaron a Podemos a sus mejores momentos han devuelto este espacio político a la dimensión que históricamente ocupaba. Del 21% de los votos que dieron a Unidas Podemos 71 diputados, hoy los estudios les sitúan en el histórico 10% y 21 diputados que llegó a alcanzar IU. De ahí que vuelva a emerger la idea de reagrupar “a la izquierda del PSOE”. Es indudable que el espacio político existe y que una parte del electorado puede retornar a la orfandad si no tiene una propuesta ilusionante. Ahora bien, su principal reto vuelve a ser encontrar una definición política propia con la que las diferentes sensibilidades de esa izquierda se identifiquen, más allá de su ubicación “a la izquierda” del PSOE, que siendo aclaratoria, no es ni definitoria ni suficiente. Las banderas ecologistas, feministas e igualitarias forman parte de su tradición, pero no consiguen armar una propuesta política coherente en un mundo en vertiginoso cambio, con nuevos y constantes desafíos, en una España plural y diversa, y hacerlo además de forma diferenciada a los socialistas. Descartados los viejos clichés comunistas, es hora de ensayar nuevas propuestas. Y no sólo a la izquierda del PSOE. También los socialdemócratas europeos están en modo reinvención. De ahí que Yolanda bromee diciendo que ella, en Europa, pasa por socialdemócrata.
El 28 de julio pasado murió el escritor italiano Roberto Calasso. José Andrés Rojo lo recuerda en su texto, El delirio de omnipotencia (https://elpais.com/opinion/2021-08-06/el-delirio-de-omnipotencia.html) :
Hablando de la sensación de impotencia a la que conduce la omnipotencia que transmiten las nuevas tecnologías, y de su contrapunto “analógico” cuando ponemos puntos casi invisibles en los márgenes de un libro, en las líneas o en las palabras en particular que te llaman la atención, leyendo con un lápiz a mano, estableciendo marcas de referencia…, Calasso observaba que si uno se pusiera a releer una obra siguiendo esos “puntos” que deslizó en su día en una primera lectura, igual lo que terminaba haciendo era “leer un ensayo, agudo y articulado, sobre ese libro”.
Cuando los políticos alardean de democratizar las instituciones, del saneamiento de la política, de la transparencia…, realmente utilizan eufemismos para evitar decir lo que realmente les interesa: sus sueldos y sus poltronas, con nombres y apellidos.
Genial:
los países occidentales han superado el 50% de la vacunación de sus
poblaciones. Y ahí no queda eso, la cifra en el resto del mundo menos
desarrollado se acerca al 2%!, qué guay, no?
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