Nuño Domínguez nos ilustra
sobre un gigante gaseoso que orbita en una
estrella enana: Un grupo de astrónomos propone un viaje a un planeta no muy lejano que no debería existir.
Desde el telescopio de Calar
Alto, en Almería, se cartografían las estrellas más cercanas a la Tierra. Se
trata de enanas rojas mucho más tenues y pequeñas que el Sol. En algunas de
ellas se han descubierto planetas terrestres donde puede haber
agua líquida y por tanto, vida. La necesidad de incluir más estrellas pequeñas
en su mapa llevó a los responsables del instrumento a mirar hacia GJ 3512,
inicialmente descartada por ser demasiado débil.
En este astro a 30 años luz
los astrónomos han descubierto un planeta gigante con una masa equivalente a la
mitad de Júpiter, unas 150 veces la de la Tierra. Su interés no está en su
potencial habitable, pues es una hostil esfera de gases a más de 120 grados
bajo cero debido al poco calor que le aporta su estrella. Lo sorprendente es
que según las teorías de formación planetaria este planeta no debería estar
ahí.
Hasta ahora se pensaba que
los gigantes gaseosos se forman cuando en el disco protoplanetario que rodea
una estrella se van juntando fragmentos rocosos hasta formar esferas con una
masa equivalente a varias veces la de la Tierra. Esos núcleos sirven de semilla
para el hidrógeno y el helio, que comienzan a envolverla hasta formar
descomunales colosos gaseosos. Pero la estrella GJ 3512 tiene un diámetro unas
siete veces menor que el Sol, demasiado poco para acumular suficiente material
rocoso. Según los modelos actuales de formación planetaria, “nunca” podría
existir un mundo como éste, aseguran los autores del hallazgo según han
publicado en la revista Science.
Por la forma de la órbita del
planeta, muy elíptica, los investigadores creen que hay otros dos gigantes
gaseosos que todavía no han podido detectar, pero que influyen en su
trayectoria. “Uno de ellos quedó a la deriva poco después de su formación hace
miles de millones de años y ahora es un planeta solitario que viaja por el
espacio interestelar”.
El hallazgo de este nuevo
planeta obliga a revisar una forma alternativa de alumbrar planetas gigantes
específica de las enanas rojas, que son la inmensa mayoría (80%) de todas las
estrellas de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
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