martes, 6 de enero de 2015

1006 (M 6/1/15) La Europa de los jóvenes

No sé si antes lo habrán dicho otros, pero para mí que los dos motores que pusieron en marcha la unidad europea fueron el Real Madrid C.F. y las becas Erasmus, más que Adenauer, Monnet, Churchill, Schuman, de Gasperi, Paul Henri-Spaak..., más que todos ellos juntos. Lo digo en serio. Hablo de sentimientos de cohesión. Las becas Erasmus pueden salvar un sentimiento común europeo, por más que hiciera mofa de ellas el analfabeto que rige el Ministerio de Educación y Cultura (es el colmo!) en España.

Y el freno contra esa idea de una Europa Unida ha sido, y sigue siendo, una sola persona que tiene hipnotizados a todos los dirigentes europeos, el teutón Jens Weidman, con su cara de Ginesito con gafitas y pecas y pinta de no haber matado una mosca en su vida, pero que es el presidente del Banco Central Alemán, Bundesbank, y que ha troceado el euro europeo en distintos euros nacionales, ha obligado a toda Europa a aplicar una política austérica que sólo ha conseguido enriquecer más a los más ricos y empobrecer más a los más pobres, y que ha impedido cada uno de los últimos años que se apliquen los acuerdos aprobados sobre inversiones públicas para expandir la economía; y todo por defender a sus “Cajas” de Baviera que son los principales acreedores de las deudas públicas de los países periféricos. Hasta el punto de “obligar” (increíble!) a España a modificar el art.135 de la Constitución para darle prioridad a esos pagos antes de utilizar esos recursos financieros para necesidades elementales de los españoles. Y no hay nadie que lo despida con una patada en el trasero de una puñetera vez!

Su ataque a Podemos en una reciente entrevista es de juzgado de guardia. En ella se decía: Al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se le pregunta: “¿Qué opina del nuevo partido Podemos, que defiende una auditoría de la deuda para ver qué parte hay que pagar y cuál no?”. A lo que él responde (saliéndose por peteneras): “Dejar de pagar la deuda… podría cortar el acceso al mercado de capitales. Si los bancos locales tienen una gran parte de la deuda pública, peligraría también la solvencia del sistema financiero y los ahorros de los ciudadanos. Dejar de pagar la deuda supondría riesgos muy importantes que dañarían la economía”. Igualar “dejar de pagar la deuda” con “las propuestas de Podemos” es una simplificación intencionada”, dice con razón Emilio Panizo. Parece, una vez más, que el periódico El País tiene el mismo objetivo que el Gobierno del PP: asustar a los españoles sobre Podemos.

He sido un fervoroso devoto de la Unión Europea, hoy no tanto, pero cuando creí en ella fue un día en la isla de Malta donde me encontré con cerca de una docena de jóvenes españoles que habían quedado a pasar el fin de semana con otras tantas adolescentes italianas, de un modo tan normal como podrían haber quedado dos grupos en Madrid en el barrio de Chueca. Como bien dice Umberto Eco, las becas “Erasmus han creado la primera generación de jóvenes europeos. Toda una revolución sexual: un catalán conoce a una chica de Flandes, se enamoran, se casan y tienen hijos... europeos. Erasmus debería ser obligatorio para todos, no sólo para estudiantes sino también para taxistas, fontaneros…”. Erasmus obligatorio para todos! jóvenes y mayores, para todos! Mal que le pese al ministro Wert que aún no se ha enterado de para qué sirven.

Y si ya no soy tan fervoroso de Europa es porque quiero una Europa con un euro, pero un euro europeo, no un euro alemán que sirva de base para calcular la prima de riesgo. Un euro alemán ni nos sirve como euro ni nos deja aplicar una política económica correcta en nuestra antigua moneda nacional, en pesetas. Porque un euro alemán ni es un euro ni es peseta. Sólo es un freno para obligarnos a aplicar una política económica que favorece a los alemanes. Y por mucho que lo repitamos, no deja de ser verdad.

Por aquí andaba yo sumido en mis lúgubres meditaciones cuando me despertaron unas risas en diferentes lenguas europeas de jóvenes despreocupados easy-jet que estudian aquí, trabajan allá y viajan por todas partes, dentro de una Europa que han hecho sencillamente suya. Erasmus! muchach@s! venid a salvarnos! recoged nuestro testigo (con cuidado, que está grasiento) y olvidadnos, que Europa está en vuestras manos, o en vuestros hombros, porque nosotros, vuestros mayores, no hemos sabido hacerlo. Solamente un consejo: que no aceptéis nuestros consejos.

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