... y para todos aquelllos que practiquen la xenofobia...
(El Presidente de VOX exige que se confine y se hunda al barco "negrero" Open Arms, de una ONG que ha rescatado a más de 7.000 (o son 70.000?) migrantes náufragos en 50 años de misión humanitaria.)
Los habitantes de Sodoma serían sodomitas
porque eran de allí, no? ¿Pero eran realmente “sodomitas”? Pues sí, entre otros
pecadillos... (hoy día ya ni siquiera eso son.
Pero todos sus pecados, que
por lo visto eran enormes, habrían sido insuficientes para provocar la ira de Yahveh
que hizo llover fuego y azufre arrasando esas ciudades con todos sus habitantes,
viviendas, animales y cosechas. Aquello tuvo lugar en el siglo XV adne., más o
menos. Lo que motivó esa violencia del dios de Abraham fue otro pecado, otro
tremendo, al menos a los ojos de Yahveh. ¿Cuál pudo ser? Ja! no os lo podéis
imaginar: el gran pecado era el rechazo de los inmigrantes y extranjeros de otras razas cuya cultura podría afectar a nuestras costumbres y a nuestra idiosincrasia
secular. (*)
Una niña de 12 años le dio un trozo de pan a un extranjero que pasaba por
delante de su casa. Un juez, aplicando la ley de la localidad, condenó a la
niña a morir quemada viva. Si las
víctimas protestaban les explicaban que se trataba de una tradición de la
ciudad. A quemarse viva en la hoguera también fue destinada, aplicando la ley vigente, la hija mayor de Lot, Paltit, que se apiadó de un extranjero viejo sediento
y le dio de beber un poco de agua. Otra muchacha, hija de un hombre rico, que
sentó a un viajero a la puerta de su casa y le ofreció pan y agua, los jueces
hicieron que la desnudaran, le untaran su cuerpo con miel y la tumbaran junto a
un nido de abejas que se abalanzaron sobre ella y la mataron a picotazos.
¿Habéis adivinado ya de quién estamos realmente hablando? Nos referimos
a los que rechazan a los “otros” sin percatarse de que los otros de los otros somos
nos-otros. Miraos en el espejo, si no.
Javier Cercas, el recién
estrenado en la RAE (sillón “R”), se muestra escandalizado porque la
Conferencia Episcopal española no ha excomulgado todavía a todos los dirigentes
de Vox, ese partido político xenófobo que quiere implantar en España un Estado cristiano,
como Dios manda.
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(*) Sodoma nunca daba ni un mendrugo de pan a un forastero, e incluso podaban las higueras para que las aves no pudieran comer los frutos que colgaban fuera de su alcance, lo asegura Robert Graves (Los Mitos Hebreos, Alianza Editorial) que goza de todos mis respetos. A los forasteros, ni agua. En vez de ayudarles, aceptarlos y acogerles, se les despojaba de todo lo que poseían y los quemaban vivos, o se les expulsaba de la ciudad completamente desnudos. (Este último detalle no se aplica en nuestro caso ya que los que nos llegan en pateras vienen casi desnudos, por no decir como Yahveh los trajo al mundo). O bien les aplicaban el tormento del lecho de Procrusto, que si les quedaba pequeño les cortaban los pies, o la cabeza, que sobresalían según la postura de su acomodamiento.
Entre los otros pecadillos de Sodoma y Gomorra que no habrían sido suficientes para despertar la ira de Yahveh, podríamos citar el poliamor, con intercambios de pareja que se celebraban sin parar durante los cuatro días que duraban las fiestas. No está documentado si se formaron agrupaciones LGTBI, o si les imputaban los crímenes y delitos cuyos verdaderos autores no acababa de descubrir la policía local, o si justificaban su barbarie con la excusa de no dejarse influir por otras tradiciones que pusieran en peligro su propia idiosincrasia nacional sindicalista y singular.
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