Abolición o legalización de la prostitución, vientres
de alquiler, pornografía.
Los valores
esenciales de la ciudadanía y de la democracia, a saber: la honestidad, la
solidaridad y la tolerancia, no se atreven los políticos ni siquiera a pronunciarlas
porque las cínicas redes sociales se burlarían de su ingenuidad. Puro buenismo,
lo llamarían.
Europa se
debilita por la falta de confianza en la democracia y en los políticos de los
ciudadanos.
Europa molesta
al ultraliberalismo, al capitalismo financiero y a las grandes empresas de alta
tecnología, que quisieran acabar con la capacidad de las instituciones europeas
de defender a los ciudadanos frente a sus estrategias.
La feminidad no se borrará sólo porque abramos la puerta e invitemos a las mujeres “trans” a entrar. Es un error centrar el feminismo en el campo de los cromosomas. Las partidarias de la igualdad nunca se han sentido amenazadas por las personas trans.
Sofía Illana López, de Alcalá de Henares, escribe en una Carta a la Directora: “Era el mejor de los tiempos, o el peor; la era de la información… y de la desinformación; la época de la Ciencia y de la incredulidad; los años de la mejor empleabilidad y de la mayor precariedad, con la economía más avanzada y la mayor pérdida del poder adquisitivo; teníamos de todo pero no teníamos nada; el derecho constitucional de la vivienda, hala! a los fondos buitres y a los de inversión… Época del feminismo y de la violencia machista (últimos pataleos por perder los privilegios?), de la Democracia y la Nostalgia”, de una óptima Macroeconomía junto con una inexplicable microeconomía doméstica sin domesticar.
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