En el Festival de Cannes de 1974 la película Las Mil y Una Noches de Pasolini ganó el Premio Especial del Jurado, pero fue denunciada. El juez decretó su sobreseimiento tras haberla calificado el propio fiscal como no obscena “por estar libre de la idea de pecado propia de la tradición cristiana”. El Partido Comunista lo expulsó por su “conducta inmoral”. Murió asesinado.
Hace unos días se cumplieron 50 años de la muerte del cineasta Pier Paolo Pasolini
(Bolonia,
5/3/1922 - Ostia, Lacio, 2/11/1975), el
Caravaggio de la imagen en movimiento que, según Terenci Moix, “huía del hastío
que le producía el capitalismo”.
Las mil y una noches,
100.000 metros de cinta, era la tercera y última película de erotismo y humor de la Trilogía
de la vida de la que ya se habían
estrenado con éxito las dos anteriores, El Decamerón y Los cuentos de
Canterbury.
Pasolini no utilizaba decorados sino
localizaciones reales, de ahí su costosa fase de la preproducción. La “habitación
del demonio” necesitaba una luz amarillenta, que consiguieron adosando grandes
láminas de gelatina ocre a las ventanas, lo que elevó a 56º de temperatura los
46º con que filmaban los exteriores. También la mayoría de los actores eran
elegidos in situ, lo que trasmitía esa sensación de realidad que el cineasta
buscaba.
Junto con Dacia Marani escribieron un guion
para una película de tres horas y media llena de sexo en la que deberían
expresar la importancia del cuerpo, uno de los objetivos de Mayo del 68. En Yemen
no les fue permitido rodar las escenas con desnudos que tuvieron que filmar en
Irán, con permiso obtenido del Sha y de su hermana. Una de las escenas más
tórridas, el encuentro sexual entre la pareja protagonista, se rodó en una
estancia de la mezquita del Viernes de Isphahán, en un palco en forma de
plataforma para simular una sala en lo alto de la bóveda, una estrategia para
ocultar lo que estaban rodando. Se estaba cometiendo un sacrilegio que, si se
descubría, les podía costar caro a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario