lunes, 15 de abril de 2024

2491 (L 15/4/2024) Tr31.Gualberto

    

Estaba en Calella de Palafrugell cuando se le apareció Afrodita, desnuda, en carne y hueso, salida de la espuma del mar, y le llevó a Tamariú donde le sedujo, en la playa, mientras las olas bañaban dulcemente sus pies. Allí se juraron amor efímero y ella le ordenó que escribiera el Nacimiento de la Diosa, sinfonía de cuatro tiempos, que es lo que Gualberto está, pobre enamorado, haciendo ahora. Afrodita le regaló, como recuerdo, la melodía de los cuatro movimientos, allegro, andante ma non tropo, pizzicato y turbulento. Gualberto tenía la idea de componer una coral a caballo entre el Mesías de Haendel y el Requiem de Mozart, y quizás aproveche esta fiebre para cazar dos pájaros de un tiro. O tres, si ocurriera lo que yo me sé y que me callo por ahora.
        Gualberto García nació en 1945 en el comienzo de la Cava Alta, en la misma casa donde nacieron los toreros Claudio Prieto, José Arévalo y su hijo, Mario de Triana, por citar sólo tres. De chaval se infló a ver toros, a cantar en la coral de los salesianos de Triana, y a meter goles en el equipo de fútbol de los mismos, cuyos once componentes pasaron a formar parte del Betis juvenil. En esta delantera del 54 al 57 se inspiró la que más tarde daría al Real Madrid las cinco copas de Europa, Gualberto dixit. No perdieron ni un solo partido…
             -Ni uno?
          -Bueno, uno, sí, contra el Procurador de Triana. Pero quedamos campeones de Andalucía.
          A los 17 años, allá por el 62, componía, cantaba y tocaba con Los Murciélagos, Silvio, Mane y Juan Manuel Tenorio. Tres años duró la cosa. Hasta que se fue a la mili. Después de lo cual formó conjunto con Antonio Rodríguez y Julio Matito, el grupo Smash, pionero del rock. Otros tres años. En el 70 se tomó un trienio sabático en Nueva York, donde estudió solfeo, armonía y composición. Smash volvió a rehacerse en el 80 por seis meses, hasta que murió Julio, en que lo dejaron.
       Desde 1973 Gualberto compone música clásica para conciertos, bandas de música y cuartetos de música de cámara. Pasan de un centenar sus obras entre las que no faltan canciones, arreglos, danzas, y una suite de sevillanas. En su casa escuchamos el concierto Plaza de las palomas, para un cuarteto de cuerda y tres instrumentos de viento, que me sorprendió agradablemente. Dirige sus propias composiciones así como el Coro de la Hermandad de Rocío de Triana.
           -Vente un día a escuchar la misa flamenca.
           -Vale, tío.
          Premio a la aportación musical a las sevillanas, con Ricardo Miño a la guitarra y Gualberto al sitar hindú, ha hecho arreglos a Carlos Cano, La Trocha, Lole y Manuel, y sopotocientos más; canciones a María Jiménez, Benito Moreno, Remedios Amaya y no sé cuántos más; las 40 sevillanas del 83, Ecos de la Marisma, Los de Sevilla; cuatro conciertos que se han interpretado en Estepa, Arcos de la Frontera, Ubeda y el Alcázar de Sevilla; tres marchas grabadas por la Hermandad de Jesús Despojado…, qué más? Oímos grabaciones suyas y pienso que, con tanta producción, llegará un día en que se pierda a la deriva. Se lo digo y se revuelve.
      -Perderme? Yo me entrego en cada nota.
   Así que, trianeros, a enterarse de que tenemos un Mozart en Sevilla. Un Adonis de la música de quien se ha encaprichado Afrodita, ahí es ná. No todo van a ser sevillanas, bulerías y soleás. Me pregunto yo qué saldrá de estos amores, entre la diosa casquivana y un Gualberto que todavía pisa el suelo. Cualquiera le aconseja que se deje llevar a la deriva, ya es mayor para saber lo que se hace.
       Espero asistir al Nacimiento de la diosa.

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