Para Berna González Harbour la vida en Rusia ha sido dura, durísima. Y si a alguno se le ocurría preguntar cómo aguantaban aquello, enseguida te recordaban que sus mayores resistieron el sitio de Leningrado comiendo el papel de las paredes que alguien debió considerar alimenticio mientras los alemanes les cercaban para estrangular su voluntad.
Ahora Rusia ríe mientras Europa tiembla. Para Moscú, contemplar cómo la poderosa Europa se siente fragilizada por tener que poner el aire acondicionado a 25 grados o la calefacción a 19 debe ser una causa de enorme orgullo nacional. Y de risotada. Que el castigo de las sanciones aparezca como unas cosquillas a su economía mientras ellos ven temblar el continente europeo cuando juegan con la llave del gas debe ser la mejor serie de la temporada en su televisión.
CUCA GAMARRA, UNA NUEVA VOZ EN EL PP
(a quien le sobran argumentarios y le escasea el rigor).
Oh, qué buena portavoz
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