Todo a la vez en todas partes es una
parodia de sí misma, en el marco de una familia de antihéroes (la hija regordeta
aspira a profundizar en su mierda y su miseria) donde el disparate gratuito
intenta superarse en cada secuencia, y en el marco de un mundo (multiverso) unido
por raccords de planos con el mundo real, no menos surrealista.
En palabras de Javier Ocaña:
"Los Daniels se han superado con su última
obra Todo a la vez en todas partes, ditirámbica comedia de
acción ambientada en un distópico multiverso, gran éxito de público y de
crítica en Estados Unidos, con la que vuelven a epatar al personal. Una
historia delirante, violenta, escatológica, descerebrada y procaz, que pretende
una vez más, como en Swiss Army Man, equilibrar lo cómico y lo
sentimental, lo humano y lo sobrenatural, en un trabajo quizás excesivamente
alargado en su metraje que, aunque discurra a velocidad de vértigo, acaba
resultando de una dispersión a prueba de paciencias.
Explicar la película puede ser casi tan
absurdo como intentar comprenderla del todo, pero allá vamos, en unas líneas:
una inmigrante china en EE UU, dueña de una lavandería —con un marido apocado,
una hija lesbiana en una comunidad con tintes homófobos y un padre que no rige
ya demasiado—, descubre en una oficina de impuestos que es la encargada de
salvar el mundo gracias a su poder para dar equilibrio a los diversos
universos. No piensen demasiado en Marvel ni en los superhéroes, porque tiene
poco que ver, pese a las sobredosis de acción. Si acaso, vuelvan la vista a Matrix, aunque metida en una batidora de surrealismo y slapstick, de
ternura y estupefacción. La obra de los Daniels está tan sobrecargada de ideas
que es evidente que le sobran, pues no todas son buenas. Aunque siempre mejor
que sobren a que falten.
“Creaste un algoritmo que calcula qué
acciones estadísticamente improbables te colocarán en un orden al borde el
cúmulo local”, dice una de las frases. “El algoritmo de trayectoria estocástica
funciona con funciones aleatorias”, dice otra. Obviamente, es demasiado, pero
el remate puede hacer entender al lector ante qué tipo de envite estamos:
“Evelyn, intenta saltar a otro universo. Hazte pis encima, suele salir bien”.
Ahora bien, pese a la dificultad para
seguir su endiablado ritmo, y a la discutible gracia de todos los gags, hay que
agradecer a los Daniels su imparable inventiva, la estridencia del conjunto, su
valentía y su libertinaje. Y, en fin, su apología de la bondad, la amabilidad y
la ternura, en un mundo (o multiverso)” en el que lo surrealista es tan real
como la película misma (este añadido es mío).
https://elpais.com/cultura/2022-06-03/todo-a-la-vez-en-todas-partes-la-pelicula-mas-delirante-de-la-temporada.html
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