Me gustaría haber escrito esto. Pero no. El texto es de Juan José Millás:
Hemos perdido ya la cuenta de
las hectáreas calcinadas en California, en Australia, en Grecia y aquí mismo,
en España. La invención del fuego fue un gran invento. El problema, ahora, es
cómo desinventarlo. La humanidad se encuentra inmersa en un proceso de
desinvención: hay que desinventar el plástico, hay que desinventar el carbón, los
combustibles fósiles, hay que desinventar el capitalismo exagerado, los
paraísos fiscales, las puertas giratorias y quizá haya que desinventar Twitter.
Significa que debemos aprender a conciliar el progreso con el desprogreso
cuando no sabemos muy bien en qué consiste lo primero y en qué lo segundo. Lo
cierto es que para seguir adelante no nos queda otro medio que volver hacia
atrás. Sólo nos falta averiguar dónde queda “delante” y dónde “atrás”.
En las pantallas de las televisiones presentadoras
oportunistamente feministas parlotean interminablemente con sus humanistas
invitados de todos los males o las gilipolleces del mundo. Confiesan cada dos
minutos sentirse abrumadas e insomnes ante la desgracia de los más vulnerables, del precio de la luz, del horror que padecen los afganos buenos, en fin… Es
obsceno ver a los invulnerables dando la matraca todo el rato con el
padecimiento de los débiles. Se supone que son periodistas, aunque parecen
actrices y actores de cartón, sobreactuados, recitando guiones tan mediocres
como previsibles. Y anhelando que todos los días se produzcan crímenes,
palizas, acuchillamientos, violencia de género, desastres. Su negocio se
alimenta de ello.
Y éste de The Economist, sobre la eventual adhesión de Turquía a la UE:
Ni Bruselas ni Ankara quieren romper el proceso de adhesión, pero han decidido no hacer nada porque ambas partes salen ganando con su estancamiento: Europa no impulsa un proceso en el que no cree y Erdogan no tiene que empeñarse en hacer reformas que debilitaría su control de la economía y de las instituciones turcas.
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