domingo, 13 de octubre de 2019

1963 (D 13/10/19) La cuatro trampas de Joker

Soy de los que piensan que el arte no puede ser condicionado por consideraciones morales o de cualquier otro tipo, como por ejemplo ser útil para la sociedad, lo que no me impide decir que esta famosa película, Joker, la película del año, León de Oro en Venecia y bla bla bla, no ha sido de mi agrado.
       Joker, el Bromista, el Guasón, interpretada por Joaquín Phoenix y dirigida por Todd Philips, estrenada el 31 de agosto 2019, costó 55 millones y ya ha tenido ingresos cuatro veces superiores a su coste.
       (Aviso: lo que sigue es un spoiler en toda regla por lo que se recomienda su lectura para debate sólo después de haber visto la película.)
El intento de explicación psicológica de la psicópata conducta de los asesinos en serie, o múltiples, como los llaman ahora, esos que aprietan el gatillo para masacrar al máximo de gente posible indiscriminadamente, puede variar desde la búsqueda de una catarsis mediante una reacción contra el sistema por sentirse desplazado y humillado hasta por la búsqueda de emociones fuertes para zafarse así del aburrimiento que concede una vida aburguesada con las necesidades más elementales cubiertas.
    Si la película Joker pretende explicar esta psicopatía como una reacción de quien se siente injustamente humillado, lo hace con trampas como las siguientes:
    Primera: describiendo al personaje como un enfermo marginado social y familiarmente intenta que empaticemos con Joker para seguir identificándonos con él como asesino cuando más tarde se vengue de cuantos le enfocaron en sus burlas.
      Segunda: identificando a sus víctimas (familia, empresa, medios…, y no cualquiera, indiscriminadamente) como responsables de su vida desgraciada y merecedores del castigo al que Joker los somete. (Algo así como la muerte del patrón en la película Los Santos Inocentes.)
       Tercera: por si hiciera falta la exaltación de sus hazañas la gente se vuelca en la calle para ejercer la violencia del héroe protagonista.
      Cuarta: el epílogo amable final intenta suavizar el relato relegando sus acciones violentas a puras fantasías.

       Y éste es el tipo de catarsis que necesitamos ahora?

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