jueves, 20 de diciembre de 2018

1670 (J 20/12/18) Un separatismo singular

Un separatismo que separa a amigos y familiares, que divide en dos a la sociedad, que se proclama pacífico y tolerante cuando en realidad es justamente lo contrario.
     Discutía yo por facebook con una entrañable y vieja amiga catalana sobre la fracción social que, en mi opinión y en la de otros muchos, está produciendo el separatismo a lo cual mi amiga de siempre se oponía con rotundidad. Ella me aseguraba, e insistía, que todo eso era falso, totalmente falso, que no había rupturas ni separaciones por ningún lado… “Aquí no se separa nadie por su opinión sobre la independencia!”, llegó a gritarme tan vehemente que colgó... y desde entonces no he vuelto a saber de ella nada más.
Entrevistado por Borja Hermoso, Lluís Pascual(*) se pronuncia sobre este tema: “No recuerdo que ninguna taquillera o telefonista del Lliure me haya dicho nunca que ha llamado alguien para preguntar si la obra es en catalán o en castellano. Y abrí la puerta del Lliure a actores, actrices, compañías…, y nunca pregunté en qué lengua iban a trabajar. Pero hay tensión, y aunque se empeñen en decir que no, no es cierto. Una parte de mi familia es muy independentista y es un tema del cual no se habla. Si se habla de si eres independentista o no, al cabo de un momento se dispara la irracionalidad más absoluta. Los políticos catalanes se han convertido en agitadores que han sacado las pulsiones más irracionales de la gente. Y eso es irresponsable. Porque si yo tuviera 18 años y viera el futuro que me espera, seguramente también me ataría una estelada al cuello. Porque en algo tendría que creer. Lo que no puede ser es la gente adulta que alimenta esas pulsiones y luego —como está empezando a ocurrir— no sabe cómo pararlo.
     Por otra parte, en relación con las declaraciones del esperpéntico títere Quim Torra sobre la analogía entre Cataluña y Eslovenia, Alvarez Junco nos avisa que la secesión en los Balcanes fue contra un régimen dictatorial, en una sociedad cohesionada como una piña y con un fuerte apoyo internacional, ninguna de las cuales condiciones se dan en Cataluña, sino todo lo contrario.
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(*) Lluís Pasqual fundó el Teatre Lliure en 1976. En 1983 fue nombrado director del Centro Dramático Nacional. En 1990 pasó a dirigir el Teatro del Odeón-Teatro de Europa de París. Entre 1995 y 1996 dirigió la Bienal de Teatro de Venecia. En 2011 volvió al Lliure.


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