sábado, 5 de mayo de 2018

1585 (S 5/5/18) Democracia representativa

Tratamos de la democracia representativa (indirecta) como la opuesta a la democracia asamblearia (participativa). En la primera los ciudadanos eligen a sus representantes para que éstos hablen por ellos mientras que en la asamblearia se establece el principio de que los elegidos se mantengan atentos a los intereses de sus electores, a los cuales tendrán que consultar de vez en cuando. Una vez más lo mejor es enemigo de lo bueno, y la mejor democracia de la consulta asamblearia tropieza con burocracias y conflictos internos difíciles de gestionar.
        La politóloga neozelandesa Ngaire Woods piensa, y lo dice, que los vínculos entre las elites y la ciudadanía se han roto, y que ella no se fía de los referéndums, dando la razón a Thatcher cuando los tachaba de “instrumentos de dictadores y demagogos”.

    Define al populismo por su revuelta contra el establishment. Pronunciando discursos simples con soluciones fáciles a los problemas cotidianos de la gente, se ofrecen como salvadores de la ciudadanía. El populismo es bueno si escucha y conecta con la gente, como fueron los casos de Obama o de Macron. Y defiende la democracia representativa, no asamblearia, porque si el político consulta con las bases todo lo importante y luego sale mal, se exime de responsabilidad ya que acató lo que le pedía la ciudadanía. El político tiene más datos para poder decidir que el ciudadano de a pie y tiene que asumir su responsabilidad, para eso le eligen y le pagan. Si se equivoca, en las próximas elecciones se le despide (la realidad demuestra lo contrario, comenta el que suscribe.)

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