jueves, 26 de abril de 2018

1576 (J 26/4/18) Requiem por una presidenta difunta

“Seguro que alguna vez me he pasado un xemáforo en rojo, pero para dar fluidez al tráfico; y aparcado en doble fila, por recoger a los niños del colegio; y hurté, hurté que no robé, un par de tarros de crema antiedad Olay, pero por error y de manera involuntaria. Y en cuanto a mi legítimo título de Máster, es que me lo ofrecieron, con mucho cariño, y claro, no pude negarme, lo confieso. Pero yo no lo pedí, ni tengo nada que ver con ello. Por eso he sido acosada por tierra, mar y aire, mañana, tarde y noche…”
       Así se expresó la Presidenta de Madrid al despedirse de su cargo, con este réquiem con el que grabó el epitafio de su lápida.


      La penosa tragedia de los tarros ocurrió el 4 de mayo del 2011, siendo entonces Vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, ocho meses antes de ser nombrada Delegada del Gobierno, en el Supermercado Eroski del Centro Comercial Sur del Puente de Vallecas, a menos de 100 m del edificio del Parlamento madrileño. Que el video se vea ahora parece fuego amigo. Se queja la interfecta de ser víctima de prácticas mafiosas, pero qué se puede esperar de un partido corrupto hasta la médula y que ha sido calificado de mafioso (organización criminal) incluso por un tribunal penal? Y cómo se explica, si no, que conociendo la existencia de este video, tan propicio para el chantaje, el PP la nombrara ocho meses después Delegada del Gobierno? La explicación no es otra que el que la corrupción, la conducta delictiva, es un mérito para promocionarse en el PP, algo que ya sabíamos.
      Investida Presidenta de la Comunidad de Madrid el 24 de junio de 2015, con 65 votos a favor (48 votos del Partido Popular de Madrid más 17 votos del grupo de Ciudadanos) y 64 en contra, se postuló como un mirlo blanco, como icono de un PP nuevo, regenerado e impoluto, y como modelo de la regeneración. Contra la corrupción, tolerancia cero, fue su eslogan de campaña. Menos de tres años más tarde se ha despeñado con implicaciones en varios procesos penales (por financiación ilegal de su partido, caso Lezo en Colombia, adjudicación de una cafetería sin concurso previo, falsificación del título de Master…) que la han abierto en canal mientras ella con una mano se agarraba a una rama -la mentira- sobre el vacío del abismo y con la otra se atornillaba a una piedra en la pared y se cosía las vísceras que habían quedado al descubierto, exhibiéndose al público con gracia y donaire mientras se balanceaba y amenazaba sonriente que seguiría ejerciendo como Presidenta, pues para eso la habían votado los madrileños.

    Contaba con dos coartadas: para sus apropiaciones indebidas, inconscientes e involuntarias, pues que padecía desde niña de cleptomanía; para el falso título de Máster, pues que se lo regalaban. Lo cual imaginamos que sería igualmente válido para cualquier otro tipo de dádiva.
        El uppercut del título de Máster falsificado la dejó grogui contra las piedras pero ella se negó a rendirse a pesar de quedarse aislada de la sociedad y de su propio partido. El video de 2011 sobre su robo, hurto que no robo, ha provocado su dimisión voluntaria, a patadas y empellones por los cuatro costados. El descabello del video del hurto de los tarros de crema antiedad Olay, ha hecho de puntilla. Dado su status y el momento político en aquel tiempo, no se explica este robo a no ser por adicción. O por la impunidad demostrada, digna de la mujer de Franco “comprando” en las joyerías. Suponemos, pues, que no sería la primera vez. Cleptómana compulsiva, sería su diagnóstico, además de compulsiva en las mentiras. En este caso se la dejó salir por la puerta trasera, sin denuncia ni paso por la Comisaría.
     Tras cuatro semanas colgada en el precipicio, cual Prometeo condenada por el Destino de los dioses, su cadáver político expandió desde el acantilado un hedor nauseabundo de podredumbre insoportable para los humanos pero que atrajo buitres y otras aves de carroña a lo largo de todo el valle de Josafat.
     El mirlo se despeñó en caída libre. En el fondo del abismo graznan cuervos.

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