viernes, 17 de noviembre de 2017

1459 (V 17/11/17) Schlumbergera

Parece un apellido alemán, pero en realidad la adopté en el vivero local, el de la esquina, conforma se sale a la periferia por el sudoeste a la derecha. A que es bonita? a que os gusta? a que me tenéis envidia? Su nombre en castellano ni lo menciono (plumilla de santa teresa, no te digo?), anda sháaa! Schlumbergera, schlum-ber-ge-ra, con ese líquida, ése es su nombre, rotundo, a que se lo merecía?(*)
  No huele, pero canta. Y te mira. Y coquetea. Tiene una gracia, la maldita.
     He escrito alguna vez, a saber lo que yo quería decir, que las flores son los gritos de la plantas. Así como el cisne canta, eso dicen, antes de morir, y los humanos copulan desesperadamente cuando sienten cerca la muerte violenta, (aquello de Eros/Thánatos), así las plantas lanzan su último grito, las flores, cuando se sienten perdidas. Hay que ver las tonterías que se dicen cuando no se está borracho. Porque la flor es tanto el fruto de la planta como su instrumento de reproducción.
Y luego lo efímeras que son. Para hacerse desear. Aplicando el axioma psicológico de que la escasez acucia el apetito, cuando alcanzan su esplendor van y se van. El colmo es la flor del cactus que se marchita en un día. Pero yo sé que volverán. Y mientras se esconden y duermen, no las inquieto para no incomodar su sueño.
    Lo que sí que está escrito en los libros es que las flores son un cebo que producen las plantas para atraer insectos antófilos y otros himenópteros que libándolas y transportando su polen permiten su inseminación y consiguiente reproducción (si no hubieran abejas nos moriríamos de hambre!) Porque la flor es la primera fase del fruto que, germinado, producirá de nuevo la semilla que le permitió nacer. Por eso hacía falta que las flores fueran atractivas, coloridas, a veces aromáticas, en resumen, eróticas, para cautivar a los que habrán de paladearlas, sorberlas y transportarlas. Hale, dicho queda.
      Pero a mí todo eso no me dice mucho. Yo no voy a libarlas. Yo me conformo con verlas cada día, olerlas, decirles algo, regarlas de vez en cuando, fertilizarlas, abrirles las persianas para que les caliente el sol, meterlas dentro de la cocina para protegerlas de las heladas en las noches de invierno y enseñarlas a los amigos para que digan: “oooh...!”.
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(*) Me informan que en Alemania es el nombre del "cactus de navidad". Y que sin la última vocal es el nombre de una petrolera (!)

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