Por enésima vez veo publicado un texto sobre
los neanderthales y por enésima vez tengo que comentarlo porque me ponen de los nervios. (Sobre la falta de rigor de los textos periodísticos en materias científicas vide la entrada 1275 del 4/10/16). Ahora leo “Así crecía el cerebro de un niño neanderthal” donde se dice, entre
otras lindezas: “”estoy convencido de que ellos, como yo, podían
comunicarse, y si podían comunicarse debían de tener conciencia de la
inmensidad del universo, del paso del tiempo y de la fragilidad de la
existencia humana…”. Aparte de que se comunican hasta los insectos (y
quizás hasta las plantas, aunque sólo sea en sentido figurado), y no por ello utilizan el sonido articulado del lenguaje, y de que es una
barbaridad deducir de eso la consciencia de la propia existencia, resulta
evidente la falaz tendenciosidad a meternos en el mismo linaje que el Homo de
Atapuerca, que es a donde se dirigen estos textos con una insistencia digna de
mejor causa.
Las ciencias
naturales, tales como los Sociología, la Antropología, la Psicología…, no son exactas
como la Física o las Matemáticas. Por eso las tesis de las primeras son sólo “hipótesis”
consensuadas que llegan a aceptarse por el mundo científico tras un duro
proceso de contrastes, acuerdos entre académicos y falsaciones popperianas, pudiendo
derivar en nuevas hipótesis cuando se consolidan como paradigmas. Pero cuando
una hipótesis “contrastada” es contestada por una nueva hipótesis que la
contradice, tiene que atarse bien los machos con pruebas contundentes que
tienen que sufrir la ordalía de ser analizada con lupa por todo el sector. (Y aun
así, el paradigma de la evolución darwiniana sigue sufriendo el rechazo cerril de
muchas Universidades en EE.UU.)
Pues bien,
vengo sufriendo periódicamente la hipótesis absurda de que el Homo Antecessor de Atapuerca fue nuestro
papá, o sea, que es un antecesor nuestro (ya le han puesto ese nombre) cuando
la realidad no puede ser más ajena: esos ejemplares eran de una especie distinta
de la nuestra, tanto como lo es un conejo o un vegetal, aunque ambos pertenezcamos
al género homínido. Pretender hacernos parte de su linaje sólo puede obedecer a
dos causas: o no tienen ni idea de lo que hablan, o hablan de mala fe. Yo
entiendo que hacerlos cercanos a nosotros vende y puede ampliar la audiencia y
los fondos para subvencionar las excavaciones, pero el fin nunca justifica los
medios y mentir como hacen estos de Atapuerca es de muy mal gusto en el mundo
científico.
Con estos
fines espurios lo dibujan con rasgos de nuestros abuelos, o incluso le hacen hablar
con sonido articulado. Como antropólogos que son deberían saber que eso no se
puede probar ya que el área de Brocca, donde reside el centro del lenguaje, no
es fosilizable y no puede por tanto deducirse de los restos encontrados. Pero
lo que no quieren ver es que unos fósiles del año 800.000 (o más, según datan al Homo Antecessor de Atapuerca), que provienen del lejano
Homo Erectus asiático, no pueden emparentarse con
nuestra especie que surgió en Africa hace 150.000 años como mucho y de allí vino
a Europa no antes del 50.000.
Pero nada, tú, estos mindundis persisten de vez en cuando, erre que erre, en sus errores que cada vez creo más que son mal intencionados.
Pero nada, tú, estos mindundis persisten de vez en cuando, erre que erre, en sus errores que cada vez creo más que son mal intencionados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario