Veo el reloj frente a mí, encima de la
repisa, debajo de una lámina de L.S.Lowry (1935), ésa que veis ahí. Y me dejo ir.
El tiempo se (nos) va, no deja de irse, huye
hacia adelante. En latín: Tempus fugit. Todas
(las horas) hieren, la última mata, la última es la que te mata: Omnes
vulnerant, ultima necat (o postrema occidit). Tiempo cruel que todo
lo destruye. Y no se apiada.
Llamar al tiempo cruel es una apreciación
egocéntrica. O al menos antropocéntrica. Como si el tiempo pudiera ser bueno o
malo, romántico o campechano.
El primer reloj fue la clepsidra, de agua
antes que de arena. El suizo que veo frente a mí no mueve ni un dedo, bueno,
sí, las agujas se mueven, pero muuuy lentameeente… Tic tac, tic tac…, y el tío no
descansa, no para. He dicho “tío?”. Ya me relaciono con él por parentesco. Pero
como no lo es de sangre, será político. Como mi cuñado. O mi sobrino político. Tempus politikón.
Según algunos filósofos el tiempo y el espacio
no existen, sólo son categorías mentales. A saber lo que querrán decir con eso.
Tiempo y espacio, la cuarta dimensión.
Distancias medidas en lunas. A qué distancia está? A cuatro lunas. (Cuatro fases
lunares, 28 días de camino, más o menos). Cuántos días quedan?: 7 lunas. Así
siguen haciéndolo los indios y nativos. Una medida,
pues, tan temporal como espacial. El calendario lunar y el tiempo medido por
las constelaciones nocturnas según su posición en su recorrido espacial sideral.
Nuestra constelación, la “Vía” láctea, como “camino” de Santiago.
El calendario solar indoeuropeo se impuso
en el Egeo mezclándose con el lunar: la posición de la luna y el sol es la
misma cada 8 años solares que coinciden con cien fases de la luna. Por eso la luna
en griego era Hécate (cien). Pero como 8 años son difíciles de manejar como
medida “anual” (el año griego), lo dividieron por dos, y ahí tenéis las Olimpiadas
cada 4 años. Las olimpiadas, altius,
citius , fortius, como calendario.
Las horas se miden en base sexagesimal
(sumeria): 60, 24, 12…, 360º, una docena de huevos…, que era más útil que la
nuestra, decimal, en la actualidad.
Goya dibujó a Saturno (que en Grecia era Cronos,
dios del tiempo) como un monstruo que devora a sus hijos, los que hemos nacido
dentro de él y terminaremos siendo devorados por él. Y claro, lo pintó feísimo.
Pero él no es tan malo, no tiene la culpa, él mismo es preso de sí mismo.
Y... tiene un motivo concreto esa digresión hoy sobre el tiempo? Te sobra? O te falta?
ResponderEliminarLas dos. Capricho... de Goya.
EliminarS.A.: Joé, cuánto tiempo! dónde carajo te habías metío?Bienvenido.
ResponderEliminarM.F.: Creí que ibas a proponer una solución al referéndum. Esto es más relajado. Salud y buen tiempo.
P.E.: Magnífica!
Inma: Si tempus fugit..., carpe diem.
V.V.: Loque realmente existe es el presente aunque a ratos vivamos fuera de él.
ResponderEliminarInma(2): Pienso que esta batalla perdida contra el tiempo tiene remedios paliativos, como por ejemplo: no perder tiempo en lamentos, intentar afrontar la vida desde la serenidad..., aunque esto es màs complicado porque primero habría que domar nuestro temperamento latino.
ResponderEliminarVayamos poco a poco por la vida con agradecimiento.
M.F.M.: plas plas, ok (aplauso)
ResponderEliminarToyi: Tiempo al tiempo.
ResponderEliminar