Que si el PIB, que si el FOB, que si el CIF o el IPC, deflación, inflación, que si la prima de riesgo, la tía del suelo de la hipoteca o la madre que los parió. No sino que parece que los economistas y
los políticos utilizan un lenguaje a propósito para que no se les entienda. Y
es que como mienten o se equivocan tanto tienen que resguardarse con eufemismos
ambiguos que puedan traducir y utilizar a su favor cuando haga falta. O que incluso puedan
interpretarse con significados opuestos cuando lo necesiten. Recordad por
ejemplo a la ministra del ramo comentando la emigración masiva al extranjero de
jóvenes parados en busca de trabajo. ¿Era eso una putada consecuencia de las medidas
económicas y laborales de un gobierno mendaz, genocida, zaíno, hipócrita, incapaz y traicionero? Nooo! Eso lo llamó “movilidad
exterior”, toma esa! insinuando que tales migraciones no eran sino inquietudes
juveniles y sed de aventuras propias de la edad.
La política
austérica se ha refugiado todos estos años en la necesidad de cuadrar las
cuentas públicas evitando el incremento de las deudas y en la falacia de que aumentando
los beneficios empresariales crecería la economía (la suya, por supuesto) y aumentarían las
inversiones que redundarían en un mayor nivel de empleo. Ja! pero ja! Esto ya
no se lo creen ni ellos. Jamás un beneficio privado ha redundado en un mayor nivel
de empleo. Si precisamente los que consiguen esos beneficios son los que, por
su propia naturaleza, no sueltan una peseta ni pa dios. Por eso acumulan tanto.
¿Cuál ha sido entonces la política laboral,
económica y financiera de los últimos tiempos? pero dicho en roman paladino, para que
nos enteremos todos. Pues ésta y solamente ésta: permitir al empresario
explotar a su mano de obra hasta estrujarla de suerte que su producto pueda ser
competitivo, con menor coste y mayores beneficios. Y que contrate a sus
trabajadores como quieran. (A eso se le llama desregulación, o autoregulación. Devaluación salarial, a falta de una devaluación monetaria)
Y esos trabajadores pringaos que no lloren ni se quejen que bastante tienen ya
con lo que se les da para que puedan pagarse pan y techo, aunque se trate de
pan duro y techos con goteras. Para qué quieren más, so desagradecidos, so
desgraciaos? Que si no se les paga menos es porque ya, con menos, que sería
nada, entonces no podrían alimentarse, aunque sea lo mínimo, y esotienen que hacerlo para
seguir produciendo. Ese es su límite. Su idea del salario mínimo. Y lo mejor de
todo es que el gobierno nos cuenta esta masacre como una hazaña genial y sacando
pecho. Anda sháaa…!
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