La entrevista en La Sexta-tv de ayer en “Salvados”
de Jordi Evole confrontó a los cabezas de serie Aguirre-Piqué del PP frente a
Borrell-Calvo del PSOE. Bastaron unas breves intervenciones de Borrell junto
con algunas sonrisas de incredulidad e ironía para que Esperanza Aguirre dejara
de soltar sus disparates contra Podemos, con sus Grecias y Venezuelas, aunque
para contenerse tuviera que morderse los labios, desnuda de argumentos y
apabullada por la serenidad y sensatez del socialista.
A
Aguirre se le atribuye una inteligencia que yo no veo por ninguna parte en sus
continuas y hábiles intervenciones públicas. Si fuera inteligente no podría
caer, como lo hace continuamente, en una conducta de verdulera (mental) sólo por
hacer juego con los cavernícolas de sus colegas de partido.
Evole es discreto con sus entrevistados. Lo que no le impide resaltar
posibles contradicciones entre lo que dicen y lo que hacen. Así, cuando Piqué
presumió osadamente de que su empresa (OHL) luce un magnífico código ético, el
entrevistador le recordó sus recientes y sospechosos contratos con el
Ayuntamiento de Barcelona. Y cuando Serra quiso presumir de sus reuniones con el ex-ministro hace más de dos décadas, éste tuvo que aclarar que en esas reuniones
Borrell lo convocó como una más de las empresas que eran amonestadas por sus
posibles chanchullos en sus contratos públicos.
Ya sé que no estoy añadiendo ninguna glosa sobre la tertulia, pero es
que sólo relato lo que vi y cualquiera vio, o pudo ver, en el programa del
domingo.
En cuanto a Carmen Calvo, lució bien como florero. Vistoso, simple y
discreto.
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