Fernando Vallespín en su artículo de
prensa “La Batalla del Centro” escribe textualmente (lo que transcribimos tal
cual por no tener nada que añadir o comentar, dada su claridad y sencillez):
Desde la fulgurante aparición de los partidos emergentes se ha producido
un espectacular achique de espacios en nuestro mapa electoral. El núcleo de la
disputa electoral ya no se juega entre partidos de centroderecha y
centroizquierda, con una mayor o menor holgura hacia otros caladeros. En una
lógica que recuerda a la mecánica de fluidos, la irrupción de Podemos y Ciudadanos
empujará a los dos grandes partidos tradicionales en una dirección todavía
difícil de prever.
Casi con toda seguridad, Ciudadanos desplazará al PP hacia la derecha,
calzándose el ámbito de centro que este ocupaba. Podemos, por su parte, que no
puede desprenderse de su imagen de partido de izquierdas, relegará al PSOE más
hacia el centro, con el inconveniente de que ahí también le espera Ciudadanos.
Los votos que permitirán otorgar la victoria se ubican, hoy como ayer, en el
mismo espacio. Los árbitros de las próximas elecciones volverán a ser las
clases medias urbanas. Aparte de la interesante batalla que se disputará en la
izquierda, la más fascinante será la que se libre en la centralidad del
espectro político. Y ahí Ciudadanos es la peor pesadilla de los partidos
tradicionales.
Para los más optimistas dentro del PP, Ciudadanos podría obtener los 23
escaños que tuvo el CDS de Suárez en 1982, algo que aminoraría el desastre.
Pero solo en apariencia, porque su inmenso debilitamiento en muchas regiones le
puede dejar donde estuvo Alianza Popular en sus mejores tiempos. Además, bajo
las nuevas condiciones de mayor competencia interpartidista, ya no funcionará
el anterior automatismo favorable a los dos grandes partidos en las circunscripciones
pequeñas y medianas. El PSOE, por su parte, haciendo una proyección similar con
Podemos, puede descontar a su izquierda los otros 23 escaños que tuviera el PC
en 1979. No sería dramático si no fuera porque su expansión por el centro se
verá muy mermada por Ciudadanos. Si emprende un giro a la izquierda para atajar
la sangría podemista se juega la pérdida de la centralidad y se lo pone aún más
fácil al partido de Albert Rivera. Difícil dilema.
Menos mal que la política no es solo aritmética, sino discurso y
estrategia. Todo está todavía bastante abierto. Salvo quizá para el PP, con
visibles muestras de agotamiento, falta de cohesión y liderazgo. El PSOE ha
mostrado al menos capacidad de renovación. A Ciudadanos le basta con no cometer
errores. Y Podemos deberá darlo todo para recuperar el esplendor perdido. Ahora
es cuando esto comienza a ponerse interesante.(Si será fuerte la atracción del centro como caladero de votos que en el debate televisivo de Iglesias y Rivera, intentando centrarse el primero desde la izquierda y el segundo desde la derecha, se encontraron en el mismo punto y ambos convinieron en que, si seguían estando de acuerdo en las mismas propuestas, podrían terminar presentándose a las elecciones los dos juntos.)
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