sábado, 12 de enero de 2013

562 reflexiones y otros disparates del día (12/1/13)

1. Quién es quién?
La prevalencia de la ciudad sobre el medio rural es el anonimato. Es el anonimato el que nos da la libertad, real o imaginada. Pues las dimensiones de los pueblos rurales hace demasiado cercanos a los vecinos que nos fisgoneamos desde detrás de los visillos, cortándonos de raíz la libertad. El invento del anonimato nos llevó a la invención de las sociedades anónimas, para limitar la responsabilidad de los dueños de las compañías a sus activos aportados a las mismas. De aquí que la opacidad en las empresas es algo connatural en ellas y la transparencia en sus actividades les produzca ardores cuando no tienen más remedio que tragárselas. Todo este preámbulo viene a cuento de la necesidad de investigar quiénes van a ser, por ejemplo, los que se van a aprovechar de la privatización de la sanidad. En el caso de los laboratorios de Madrid, ya lo sabemos, para apropiárselos Juan José Güemes, el que fue Consejero de Sanidad y es marido de la estrámbotica Andrea
Fabra, con el argumento de que los pobres, los enfermos, los desgraciados, todos esos que se jodan! No se trata de “externalizar” solamente la sanidad, hay que externalizarlo todo, comenzando por las culpas y la responsabilidad: como si se tratara de un exorcismo de fantasmas y abstracciones, tales como la crisis internacional, la herencia recibida, las especulaciones financieras, o las presiones de Alemania y de Bruselas. Los dos grandes receptores y beneficiarios de este expolio son, por ahora, Capio Salud y Rivera Salud, en Madrid y en Valencia, pero pertenecen a bancos y fondos de inversión donde de nuevo escapan, o hacen difícil, casi detectivesca, la identificación de los reales últimos destinatarios de los beneficios de estos chollos que se preparan para el siglo XXI. Pero esto será un motivo más para no cejar en nuestro empeño de enterarnos de quiénes son. Porque somos de pueblo, y seguimos añorando los ocasos y los amaneceres, y el murmullo del arroyo, y los paseos por el campo, entre vacas y corderos, y el despertarnos con las golondrinas, aunque usemos internet en lugar de los visillos.
2. “El Banco de España miró a otro lado”
Las entidades financieras que están en quiebra por sus erróneas inversiones en activos inmobiliarios no son tanto los bancos como las Cajas de Ahorro, aunque algunas hayan tomado recientemente el formato de bancos. El reciente informe que culpa al anterior gobernador del BE del desastre financiero (de las Cajas, principalmente en Madrid, Valencia y Galicia) es injusto y aberrante. Que el informe denuncie que “el Banco de España miró a otro lado” sólo se explica para desviar la culpa del desastre financiero de las Cajas de los únicos responsables, los políticos de esas tres CC.AA., al primer chivo expiatorio que se encuentran, con el avieso propósito de exonerar al PP. Y nadie mejor que el anterior gobernador como víctima propiciatoria. Cuando el nuevo equipo sabe, o debe saber, que las competencias del control sobre las Cajas fueron transferidas a las CC.AA. hace más de 30 años. ¿Que el gobernador del BE debió intervenirlas, a pesar de todo, para evitar el desastre? La independencia del BE se corresponde con el respeto que el BE debe mostrar hacia las decisiones y comportamientos de los políticos. Además de que ¿podéis imaginar el revuelo que la clase política habría armado si al BE se le hubiera ocurrido meter mano a los chanchullos y prebendas que  los políticos estaban extrayendo de las Cajas? Me apesta a mí que el nuevo equipo directivo del BE, de independencia, nada.
       Otra cosa es la opacidad de las investigaciones, esto es, que los informes de los técnicos del BE llegaran corregidos a los Consejeros del banco, pero en ese caso me asalta una doble pregunta que habría que investigar: 1. quién los hacía? y 2. a quién le beneficiaban esos cambios? porque sospecho que los originales describirían la realidad y las modificaciones intentarían exculpar a los políticos.
3. Con Chávez se vivía mejor

En enero de 1999, un mes antes de ganar las elecciones Hugo Chávez, escribió García Márquez un artículo, El enigma de los dos Chávez, en el que decía: “Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado con dos Chávez opuestos, uno a quien la suerte le ofrecía la oportunidad de salvar a su país, el otro un ilusionista que podía pasar a la historia como un déspota más”.
         Con Chávez se vivía mejor, es lo que dirán los venezolanos, como suele ocurrir cuando fallecen los dictadores. Pero en este caso llevarán toda la razón, dado que la nueva generación tendrá que arrostrar las consecuencias de la pésima gestión política del caudillo bolivariano en la última década y vivir con los residuos heredados Y eso significará una inflación todavía mayor de la que padecen ahora en Venezuela, ya que tendrá que devaluar la divisa por la que se paga cuatro veces más en la calle que lo que cuesta su compra en los bancos con la tasa oficial, a pesar de las entradas a espuertas de los petrodólares; que deberá afrontar una violencia en las calles más de tres veces superior a cuando fue elegido por primera vez (22 homicidios por cada 100.000 habitantes en 1999 contra los 72 de ahora, por más que se prohibiera dar estas cifras en el año 2004); que tendrá que aligerar el número de funcionarios engrosado artificialmente por clientelismo político; que figura entre los primeros en las listas de corrupciones; que domina las más altas instituciones carentes de independencia; que ha asfixiado a los medios de comunicación independientes; que tendrá que afrontar el pago de una deuda diez veces superior a la de hace diez años, no siendo suficientes los ingresos por petróleo que en algunos casos como en Cuba no se cobran o en otros como China ya se cobraron por adelantado; que figura entre los últimos en la lista de países atractivos para inversores extranjeros. ¿Podríais imaginar que por cada 10 barriles de crudo exportado tienen que importar dos de petróleo refinado? El “Estado soy yo” de Luis XIV se modifica en la forma: “el pueblo soy yo” del compadre bolivariano, pero es lo mismo, sólo cambian los tiempos.

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