viernes, 4 de enero de 2013

554 reflexiones y otros disparates del día (4/1/13)

A vueltas con la res-publica
1. Cinismo donde los haya
A pesar del desesperado intento del gobierno por hundir al país en la miseria, seguimos (a pesar de ello) entre los 20 primeros países del mundo en cuanto a PIB y rpc se refiere. Y a pesar de eso, cada día se suman más personas a los que carecen de los alimentos más básicos. A lo cual el gobierno vuelve la cabeza, para no verlo. O nos dirige a las ONG, o Caritas, o al banco de alimentos, para aliviar las necesidades extremas. La caridad es efecto de la injusticia y un político que nos remite a ella está abdicando de su función política de un modo vergonzante.
     En su mensaje de fin de año, que ha sustituido al penoso “debate de la nación”
anual, el presidente del gobierno nos pidió comprensión y solidaridad, con su política y las crueles medidas tomadas durante todo el año. Él, que no ha tenido la mínima consideración ni piedad con los más desfavorecidos, que no se ha mostrado solidario con los más necesitados, que nos ha mentido a todos de una manera intolerante, que está desmantelando los servicios sociales, se atreve a pedirnos a sus víctimas que tengamos con él todo lo que él nos ha venido negando durante todo el año! Pero cómo se puede ser tan cínico!?
2. Hay algo peor que un gobierno delincuente?
Sí, un gobierno delincuente dentro de un marco legal. Promulgan una legislación de segundo rango para legalizar los delitos contra la norma superior, la Constitución. Y así confirman el derecho de los bancos a quedarse con las casas de los mismos clientes a los que antes han estafado. Y así, más que la calidad de la enseñanza o la formación ciudadana de los escolares, les importa la separación por sexos o las clases de religión católica. Y así, más que una sanidad pública, igualitaria, universal y gratuita, les interesa una sanidad rentable (y eso a corto plazo, porque a largo lo que buscan es una sanidad exclusiva y elitista). Y así, no les importa que la justicia sea lenta (y por lo tanto injusta) sino que cobran tasas para agilizarla (aligerarla, diría yo). Y así, recortan gastos que cubrían derechos fundamentales en sanidad,  educación,
asistenciales…, aunque al mismo tiempo los incrementan para reprimirlos como ocurre con los derechos de huelga, o de manifestación, aunque no para reponer los globos oculares que extraen a pelotazos disparados por un estado policial. Al ojo de su trasero tendremos que apuntar si queremos que se vayan, porque ellos por las  buenas no se irán, Menudo chollo. "Pero si nuestras necesidades básicas no les preocupan, entonces qué les importa? se pregunta Elisa Cuevas Sánchez, de Madrid. Para qué nos sirven los políticos? dónde estáis? para qué estáis? para quiénes? hay alguien ahí?”
3. El desapego de la clase política 
El desafecto que muestra el ciudadano contra la clase política es el resultado del desapego que demuestra la clase política hacia el ciudadano. Nunca les hemos importado mucho (o nada, fuera del momento de votar) pero ahora ya, quitada la incómoda careta que era un engorro, no sólo les importamos un pimiento sino que nos escupen cada día con sus mentiras, crueles inocentadas, eufemismos y demás ambigüedades con las que vienen insultándonos desde que tomaron el poder. No jugaban al apalabrado en la Asamblea de Madrid, no; estaban haciendo las tareas, aprendiendo los juegos de palabras que tocaban esa semana para seguir tomando el pelo al personal
Observen. Para esto cobran dietas. Además de sus sueldos y pensiones que ellos mismos se asignan como y cuanto les da la gana. Pues eso, además, las dietas. Sólo falta algún representante de la ciudadanía, a la entrada del hemiciclo, tumbado, o de rodillas, para que le miccionen encima.
Observen atentamente el entusiasmo que muestran nuestros diputados, los que se dicen “nuestros” representantes, al votar en la Asamblea de Madrid el “que se jodan” los enfermos y desvalidos que no sean rentables en la nueva sanidad externalizada: pública, gratuita, universal y , sin perder un ápice de calidad. Que se jodan! Sí, señor, con dos güevos, que se jodan los pacientes y luego los contribuyentes cuando, embolsados los “beneficios” del negocio a costa de cargarlos a “pérdidas”, tengamos que rescatar los negocios sanitarios privados con fondos públicos. Os imagináis? Se enriquecerán con los ingresos que obtengan en caja, el agujero que origine el dinero extraído a puñados se contabilizará como pérdidas, y luego éstas las cubriremos con dinero público. No estoy especulando, es lo que está ocurriendo, en Valencia y en Madrid, territorios pilotos para experimentar este nuevo tipo de negocio. Y mientras, los diputados practicando los juegos de palabras. A ver, en qué van a ocuparse los pobres, si no tienen otra cosa que hacer.

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