lunes, 17 de septiembre de 2012

447. reflexiones y otros disparates del día (17/8/12)

1. Que los incendios no se apagan con agua…!
Por más agua que le echaban agua al Moncayo, no se apagaba: “Da igual lo que hagamos, siempre vuelve a reanimarse”. Y mira que lo hemos dicho, véase la entrada 424.1 del 24/8/12: “Para que el agua fuera eficaz habría que utilizar 600 hidroaviones simultáneamente (y con continuidad) por cada 1.000 mts de frente en llamas. Porque una vez que se ha desatado el incendio, mientras exista combustible seguirá avanzando desprendiendo 2.500 calorías por cada metro2. Es más, no sólo es inútil la acción de regar las llamas, a no ser que se quiera hacer una foto de un avión sobre un incendio, sino que es una acción prohibida por los protocolos de seguridad y salud, por el riesgo en que se ponen los bomberos al realizar esta ineficaz actividad.”. Bueno, pues nada. Que siguen los políticos haciendo teatro poniéndose en peligro los bomberos con sus mangueras al pie de las llamas y luciéndose los hidroaviones esperando que les hagan unas fotos sobre los incendios (mejor en el crepúsculo, y a contraluz). El remedio no cabe tras el incendio sino antes, en la fase anterior de prevención (*), ver la entrada citada, pero este Gobierno, que no acierta una y hace todo al revés, ha reducido ya los gastos contra incendios en un 25% en lo que va de año (en Madrid). Recuerdo que en una asamblea de bomberos del distrito de San Blas de Madrid a la que acudí hace unos meses como invitado, querían hacer huelga por falta de medios y efectivos, y no consiguieron el permiso reglamentario porque en el caso de hacerla tenían que dotarles de más personal del que tenían para poder llegar a los servicios mínimos, que eran más de los que formaban entonces el parque del distrito. Lo han leído bien.
(*) Entre las medidas preventivas estarían la ganadería extensiva, mosaicos agrícolas y forestales distinguiendo entre bosques y cultivos, árboles ignífugos, cortafuegos, control de matorrales, limpieza de hojarasca, eliminación de eucaliptos y otras especies pirófitas, recogida de leña, plantación de robles, quejigos y encinas entre los pinos...
ban-co ma-lo, ca-ca
2. Ni banco ni malo
Hace meses que ya nos apuntamos a la idea de sajar los activos de los Bancos para extraer los detritus del desastre inmobiliario y cederlos a sociedades del sector que pudieran gestionarlos con más eficacia que los propios bancos, zapatero a tus zapatos. Añadí que debían alquilarlos (incluso con opción de compra) quizás con ayuda de subvenciones en asociación con los Ayuntamientos, pero de eso ni hablan. Alguien avezado en el asunto se rió de mi ingenuidad opinando que el asunto podía ser un pelotazo digno de la entrada de multinacionales a saco.
Ahora que están a punto de ponerlas en marcha, ha llegado el momento de preguntarse qué elementos compondrán esos activos transferibles? todos los activos de dudoso cobro? incluyendo los que no tengan que ver con el ladrillo? (espero que no sea así), a qué valor máximo de transferencia? a qué valor mínimo de venta en el mercado? quién será el que realice esas valoraciones? (pues parece que no van a imponer evaluaciones independientes) qué justificaría excepciones y privilegios para estas sociedades, tales como entrar en bolsa sin obligación de opa? será bueno o malo darle casi todo el poder del control al Banco de España?
3. Autarquía versus globalización
En un mundo en el que los fenómenos que nos afectan y rodean se expanden a gran velocidad, estamos expuestos a contagios, dependencias, inestabilidades, toxicidad, turbulencias, volatilidad… La obligada interdependencia nos mantiene sobreexpuestos a riesgos ante los que podemos reaccionar, y reaccionamos, con histerias, miedos infundados, paranoia y violencia desproporcionada, pero la mutua dependencia es más beneficiosa que perjudicial. Si nos integramos en la globalización perdemos autonomía pero si nos aislamos nos autodestruiremos. Cómo pueden conciliarse estos dos intereses opuestos? La realidad se nos impone y la autarquía como protección en el mundo actual es imposible. El organismo humano dispone de mecanismos de protección que consisten en microorganismos ajenos a nuestro cuerpo, bacterias y de otros
tipos, en un número diez veces superior a nuestras propias células. Lo asegura Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política y Social en Euskadi y en Florencia. Lo primero que nos aconseja es que aceptemos como beneficiosas esas “bacterias” económico-político-sociales que parecen acosarnos ya que construyen nuestro entorno, son nuestro medio ecológico y forman parte de nosotros. La xenofobia, por ejemplo, puede hacernos más daño que el mismo “mal” (el extranjero) del que queremos protegernos. No sirve defender lo propio si eso nos impide disponer de lo ajeno. La sobreexposición no se cubre con escudos (gestos de teatro) sino con la cooperación. Hagamos, pues, nuestros los agentes externos que nos acosan y nos intimidan y de este modo los convertiremos en protectores nuestros. La soledad nos hundiría por mucho que se precie de soberana.

P/S. Julián Donaire Garcia, de Madrid, se pregunta inocentemente que si el banco malo solucionará ls males de los bancos, por qué no se hace lo mismo con el Parlamento? un Parlamento malo que deje vacío el actual llevándose todos los políticos tóxicos.

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