miércoles, 21 de febrero de 2018

1513 (X 21/2/18) Temas de permanente actualidad

      Nos referimos a la corrupción, la pena de prisión permanente revisable (léase prorrogable), la farsa catalana, los abusos de menores en ONGs y la economía colaborativa contra la desigualdad.
En cuanto a la corrupción, la burda y eficaz estrategia del partido más corrupto es primero negar todo, eso que no falte. Luego proclamarse adalides de la lucha anticorrupción y de respeto a los tribunales de justicia. Con triquiñuelas legales se provoca una demora en los procesos penales mediante argucias y recursos. Cuando, a pesar de todo, proliferan imputados, incluso condenados, esos desgraciados, delincuentes y malnacidos, entonces nos informan de que ya no forman parte del partido al que han dañado muchíiissssimo con su comportamiento delictivo. Pasan los años en los tribunales gracias a sus artimañas procesales (de cuya demora se quejan, magnífico en esto el sr. Federico Trillo) y ahora ya, sí, el PP saca pecho y denuncia que esos casos ocurrieron hace muchíiisssimo tiempo, quién se acuerda ya de ellos? (por no hablar de los delitos ya torticeramente prescritos).

      En cuanto al agravamiento de las penas, insistimos una vez más en que hasta en los tribunales, algunos, se confunde Justicia con Venganza. El principio tan aceptado hasta ahora de la reinserción social como fin de las condenas, últimamente denostado por el partido corrupto por motivos electorales, cebándose en el justo afán de venganza de los sufridos parientes y de las mismas víctimas, tiene que ser restaurado por el legislador que no debe dejarse arrastrar por motivaciones puramente emocionales. Y así, sabed que el endurecimiento de las penas en ningún caso ha servido para reducir la tasa de delincuencia; es más, crece donde se aplica la pena de muerte. Por emulación (y no lo digo en broma). Reinsertar al condenado y reducir la delincuencia se conseguirá mejor con una buena educación cívica, combatiendo el machismo, reduciendo la desigualdad económica y social, luchando contra la marginalidad y prestando más atención a los menores delincuentes. Pero endurecer las penas, ahora, con miras electorales, tiene mucho de abyecto y de ensañamiento vergonzante para darnos carnaza a la masa sedienta de venganza.

En cuanto a la farsa catalana, cuyos artífices y beneficiarios separatistas han conseguido como flautistas de Hamelin arrastrar masas drogadas por la emoción nacionalista, urge una cura masiva de desintoxicación cuyos resultados sólo se conseguirán a medio y largo plazo. Pero empezando cuanto antes y desde la infancia en las escuelas.

      En cuanto a los abusos de menores detectados en varias ONGs, según el Sunday Times son 126 los casos conocidos de trabajadores de estas organizaciones, de los cuales 87 en Oxfam, 31 en Save the Children, 24 en Médicos sin Fronteras (que se sepan), 16 en la International Rescue Committee (IRC), 2 en Christian Aid… Habrá, pues, que establecer sistemas de control sobre este tema al tiempo que se exija transparencia en el uso de los fondos y de las cantidades que se pierden por el camino (gastos de administración, comisiones, contabilidades rudimentarias…).

      Y en cuanto a las posibles medidas contra la creciente desigualdad económica y social, Berggruen propone una economía colaborativa. Si la economía de nuestro tiempo se identifica por la globalización y la alta tecnología, con las conocidas carencias de la desigualdad y la precariedad en el empleo, en vez de redistribuir a posteriori la riqueza producida por qué no hacerlo a priori, antes de la producción? Para ello “bastaría” con una participación de los tres sectores que intervienen en la producción (la sociedad, los trabajadores y el capital) con un tercio cada uno en el proceso y crecimiento económico. Un ejemplo: Noruega y Alaska “cada ciudadano recibe una parte de los beneficios derivados de la explotación de sus recursos naturales” (cómo lo hacen, eso no lo sé). Pues igual, si la riqueza digital es el petróleo el siglo XXI, apliquemos ese principio pre-distributivo a los “frutos de la actividad tecnológica”. Yo no sé muy bien (ni muy mal) cómo se come eso, pero por si es aplicable en el futuro aquí lo adelantamos para general conocimiento. Por si acaso, quedaos con ello: economía colaborativa.

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