1. Bárcenas, chivo expiatorio
No es que
consideremos que recaudar 22.000.000 €, sobre todo si provienen de comisiones
ilegales, no sea un delito, o varios delitos juntos, que se deben perseguir y
castigar. Pero esto no debería servir de dique de contención contra un mal
mucho mayor y general, que es de la corrupción de los políticos que dieron
lugar a ese chorreo de adjudicaciones y subvenciones de las cuales el susodicho
Bárcenas era un mero redistribuidor. El mal está en el cohecho, en la
contumacia en un delito ya habitual, en la dilapidación de fondos públicos para
el beneficio de unos pocos que luego se lo reparten, y se remata con el sobre-sueldo sobre-cogedor que se
reparte en dinero negro entre los propios dirigentes del partido. Que no se
olvide esto cada vez que pidamos la cabeza de ese pobre desgraciado que se ha
hecho rico manejando los dineros en la ínsula de Barataria. “Del dinero no es
menester que lo hablemos, mi señor, sólo póngame donde lo haya”.

A la pregunta directa del diputado
socialista. Pedro Saura, en el Congreso: “ha recibido usted alguna vez ese
sobre con sobresueldo?”, el ministro de Hacienda sr. Montoro ha montado en
cólera, ha insultado al preguntón llamándole ruin, y no recuerdo cuántas cosas
más, pero no ha dicho que no. Se ha limitado a gritar que sus
declaraciones de renta están ahí (bravo!), es más, incluso pueden verse en la
web del Congreso! (mejor prueba? aunque no sé de qué). Sobre-cogedor, verdad? para mí, que no tenía suficiente
información para sospechar de él, su respuesta equivale a que este ministro, el
ministro de Hacienda! y por lo tanto de la Agencia Tributaria, forma parte de
la cofradía.
2. 30.000 defraudadores, la mitad de la población
penal
El número de los
defraudadores que se han acogido a la intolerable amnistía fiscal suman 29.000
y pico, no está mal. La mitad de los presidiarios que sí que están en la cárcel
por haber robado menos, mucho menos, pero no tuvieron conocimientos ni abogados
que los libraran de la condena penal. Proclaman la cifra de 40.000 millones
aflorados, a-flo-ra-dos (las cantidades no declaradas) que no pagaron
impuestos, cuando sabemos que esa cantidad realmente es, más o menos, quizás
más, lo defraudado, o sea lo que tenía que haber sido re-cau-da-do. Esta es la
cifra que buscamos, y cuánto ha sido lo recaudado? 1.200 millones, poco más del
2% de lo que se pretendía, y se debía, recaudar. Y el voceras encima saca
pecho. Si de verdad quieren perseguirlos y sancionarlos, además de por la
Agencia Tributaria, que lo hagan también por lo penal, con castigos ejemplares,
y comiencen
por la misma calle Génova. Aunque esto ya sería de ciencia ficción.
3. Resucitará el Neanderthal?
George Church
que colaboró en el Proyecto Genoma Humano, profesor de Genética en Harvard,
cree en la posibilidad de clonar, y por tanto “resucitar”, al Neanderthal. Le
apoya Svante Pääbo, jefe de Genética del Instituto Max Planck de Antropología
Evolutiva de Leipzig. La complejidad, técnica y moral, que este proyecto
implica, no impedirá que llegue a realizarse si se acepta la cínica idea de
que, en la ciencia, lo que puede hacerse termina realizándose.

Nuestra entrada en Europa en el año
40.000 por el este, desde el Próximo Oriente, arrinconó a esta especie homínida
hacia el Oeste, extinguiéndose por fin en el año 30.000 al sudoeste de la
península ibérica. No creo que pudieran producir sonidos articulados (lenguaje)
ni reproducirse con nosotros, los humanos Sapiens. Su mayor capacidad craneal,
de 1.600 cm3, contra nuestros 1.450, no implica que fueran más
inteligentes pues desconocemos la longitud de su córtex desdoblado y
consiguientes circunvoluciones cerebrales. Pero es cierto
que tomamos prestados de ellos algunas herramientas, que dominaron el fuego y
que, asimilándonos a las semillas, enterraban sus cadáveres (probablemente para
facilitar la reproducción de la especie como lo hace el ciclo vegetal). En
cuanto a los restos mínimos de ADN en algunos grupos asiáticos, de ahí no se
puede colegir que nos pudiéramos cruzar sino todo lo contrario, que ambos provenimos
de una especie común (el Erectus euroasiático
o el Ergaster africano, que eran la
misma, ya muy evolucionados) más allá de 500.000 años (pues si nos hubiéramos
cruzado no serían mínimos los rasgos
genéticos comunes).
El tema ahora es: si podemos recuperarlos, deberíamos
hacerlo? Sin caer en el melodrama de resarcirles con ello por nuestra posible
causa de su extinción, necesitaríamos una madre humana lo suficientemente osada
para darle hospedaje en su óvulo a la célula madre que obtuviéramos en el
laboratorio; que además de la madre habría que contar con una opinión social
mayoritaria favorable; tenemos que prever que sufrirían malformaciones en los
comienzos del proceso; que podríamos optar por reproducirlos en un 50%,
cualquiera que sea lo que esto signifique; que no bastaría con un individuo que
no podría crecer ni evolucionar sin un grupo en el que desarrollarse; que su
contacto con la cultura humana sería sin duda beneficioso para ambas especies
que se estimularían mutuamente y nos enriquecería por la diversidad (hay quien
dice que lo que extinguirá nuestra especie no será tanto la destrucción de la
naturaleza como la monocultura)… En todo caso su presencia descabalgaría muchas
hipótesis y pondría a esta especie en su verdadero lugar. Yo, por mí, encantado
de conocerles. Pero esta posibilidad es algo que ahora, y aquí, me sobrepasa.
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