viernes, 28 de febrero de 2020

1996 (V 28/2/2020) “Monos”, una crónica perdida por ahí

Una crónica que trata de "Monos", un film colombiano nominado al Oscar a la mejor película internacional y que también se postuló en los Goya, Sundance, Berlinale, Cartagena, Toulouse, Nueva York, Buenos Aires, Curazao, Holanda, Newport Beach en California, Montclair en Nueva Jersey, Transilvania, Eslovaquia y Ucrania, antes de su estreno en Colombia y en España el viernes pasado 21 de este mismo mes. Su director, brasileño, es Alejandro Landes. 
Alejandro Landes

Para Iñarruti y del Toro la película "Monos" es una bomba “hipnótica, una típica taquicardia cinematográfica” mientras que para Boyero es poco más que un bodrio, “con diálogos ininteligibles, presuntuosa, cargante y aburrida. Qué hartazgo de cine distinto!”. Me dejan un buen hueco para interferir y expresar mi entusiasmo por un relato tan creíble que parece un docudrama donde los actores no obedecerían a ningún guión sino que el guión tuviera que ir con la lengua fuera detrás de los personajes, brincando entre los planos, poniendo a prueba el trabajo de un montaje tan ágil como consistente, trepidante al tiempo que de encaje de bolillo.
Dra. Watson
Sueca
Abandonados a su aire, en un cerro rodeado de selva, un grupo de ocho adolescentes (Lobo, Perro, Rambo, Pitufo, Bum Bum y Pata Grande), de los cuales dos son muchachas (Sueca y Leidi), deben vigilar a la norteamericana doctora Watson, secuestrada por la guerrilla colombiana.
Pata Grande
     Desarrollan una jerarquía espontánea, cada vez más salvaje, bajo el mando de Pata Grande que no duda en cargarse por la espalda al sargento enano que viene a recogerle para llevarle a un consejo de guerra. Y no dudan en cargarse a los primeros civiles que se les pongan por delante. Hasta la educada doctora secuestrada tiene que estrangular a Sueca, la joven vigilante, para liberarse como es su obligación.

No hay lugar para la cursilería ni concesiones al público, ni siquiera al productor. Sólo a Rambo se le escapan las lágrimas, tres veces, la última en el helicóptero que lo transporta a la ciudad.



Leidi, la misma
Leidi, sensual







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