sábado, 7 de enero de 2017

1361 (S 7/1/17) Desigualdades, las precisas

No hay altos sin bajos que les sirvan de contraste, ni guapos sin feos, ni gordos sin delgados…, ni ricos sin pobres. La desigualdad es, pues, inevitable (incluso beneficiosa, dentro de ciertos límites), pues siempre habrá unos con más, aunque ese más sea mínimo, y otros con menos aunque ese menos sea máximo. El problema está en la distancia entre los máximos y mínimos. Pero para estrechar esa brecha hay que empezar por admitirla (porque es inevitable).
    Dónde está el límite de su soportabilidad? En principio quizás serviría la media de las desigualdades de los demás países. Aunque hay que admitir rasgos absolutos para detectarla, así sin más, como es el caso de extrema pobreza en la que se encuentran miles de familias españolas gracias a la política económica y social del gobierno del PP. Situación ésta propicia a los estallidos sociales que pueden explotar en cualquier momento y acabar como el rosario de la aurora.
     La renta básica universal marca un paso de gigante en la buena dirección para asegurar un mínimo que permita subsistir sin el trabajo a los más necesitados. Con lo cual el trabajo (y más por cuenta ajena) dejaría de ser una maldición, sobre todo para los parados y carentes de todo tipo de recursos. Otro efecto de esta nueva situación sería el trabajo freelance, cuya productividad sería superior al carecer de los tan denostados jefes y haber sido elegido libremente por el autónomo emprendedor convertido en autopatrón.

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