Encerrado solo, sí, pero con una lima en la
celda,
con carceleros
de su partido,
con
jueces (los claves) sumisos,
con la clientela sometida,
con los medios comprados,
con los votantes surrealistas…,
así que su soledad es sólo parlamentaria.
Fuera
del Parlamento le apoyan y protegen la iglesia, los medios, los votantes, los
grandes empresarios y las multinacionales, las instituciones neoliberales
europeas…, así que no están solos.
Y
encima depende del gobierno la espada de Damocles de una posible convocatoria
de nuevas elecciones que pende del hilo, o el botón, de su capricho y que,
según las encuestas, mejorarían aún más su posición electoral.
Quién dijo que están solos?
La
patología de los votantes del PP es algo que deberíamos hacérnoslo mirar. ¿Se
tratará de un síndrome de Estocolmo colectivo? Ya se habla de psicopatologías de
grupo. Besar las cadenas puede ser una aberración que exceda de la esfera personal
individual.
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