Hace ya más de diez años que visité Cuba por última vez, ésta para escribir mi novela Andrómeda Cubana (*). Me alojé en una vivienda del barrio de La Víbora, en La Habana, y, además del Malecón, disfruté viajando a Santa Clara, paseando por la calle del Obispo, sentándome en las terrazas de la plaza de la Catedral, o yendo a los cines donde se proyectaban las películas de la XXV edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (2003).
Me
agradaba sobremanera ver a los habaneros jugando al ajedrez en la calle o a los
chiquillos jugando al beisbol, deporte nacional, con un palo más que un bate y una
pelota de trapo o de lo que fuera, a falta de material profesional.
Por aquel tiempo permitieron abrir
una oficina diplomática (comercial más que embajada) que los lugareños contemplaban
con inquietud como un febril hormiguero frente a una agresión exterior. Hay más
de dos millones de “gusanos” en el extranjero, de los cuales la mitad en Miami.
Cuba está llena de
contradicciones. El taxi que conduce un chófer con estudios superiores es
anterior al año 1960. Todos los habitantes son funcionarios públicos ya que no
existe la empresa privada, lo que lleva al extremo de escasez de alimentos,
hasta de huevos, pero pueden presumir de un paro mínimo.
En cada barrio hay una Comisaría
política que conoce al dedillo las actividades de los vecinos de su
circunscripción y los premia o castiga, normalmente con regalos de bienes
escasos (una radio, una plancha…), según su afección al régimen.
El turista, bien recibido
por las autoridades por las divisas que lleva, no lo es tanto para la población
que carece de casi todo y no tiene acceso a los establecimientos que sirven a
los extranjeros. En cuanto al sentimiento patrio no estoy seguro de que lo que
sigue refleje el parecer de la mayoría, ni cuánta minoría ha podido
desembarazarse del lavado de cerebro de cerca de 60 años de dictadura:
Albricias, Perseo-Pelayo,
español, carabalí!
Cuando te vayas de aquí
ojalá te parta un rayo.
No te sienta bien el sayo
de superhéroe, compadre,
y cuádrete o no te cuadre
al terminar esta hazaña
vete de regreso a España
con la puta de tu
madre.
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(*) En Andrómeda Cubana encontraréis mis impresiones sobre Cuba y La Habana que aquí no caben por falta de espacio. Contraportadas:
Andrómeda
es el nombre de una geriatra cubana que quiere salir de su isla para escapar de
la miseria económica y moral propia de todo régimen autoritario junto con su
hijo de 16 años. Su obsesión es escapar, a Florida, a España o a donde sea. Un
pretendido Perseo a quien conoce en España se apresta a salvarla, no reparando
en medios para conseguirlo. Pero las dictaduras influyen hasta en la vida
sentimental de sus ciudadanos, envenenando con sus prolongadas garras los más
íntimos recovecos de su vida pública y privada. Por otra parte las carencias de
Andrómeda son insoportables pero son suyas.
Editorial: bsarinena@miraeditores.com
Juanjo
López-G, Jotajota para los amigos, es autor de novelas (La Odisea de un Edipo Posmoderno, 365 días con Triana…), ensayos (Los dioses
bajan del Olimpo, El Jerolítico, La religión como un invento patriarcal…),
guiones, artículos de prensa… Cineasta, ha escrito, producido y dirigido Femenino
Singular, Preludio… Doctor en Derecho, también estudió Antropología en la UNED
y en la actualidad busca editor para un nuevo trabajo, La
Mona Apasionada , un ensayo sobre la transición de las
comunidades maternales a la sociedad patriarcal en los años 5000 a 1000 adne.
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