domingo, 10 de enero de 2016

1144 (D 10/01/16) La naturalidad artificial

Coinciden Javier Marías y Manuel Rivas cuando escriben el primero sobre la naturalidad artificial de los políticos, sobre todo en campaña electoral, y el segundo sobre la hipocresía. Su “simpatía (es) impostada, mero fingimiento, artificial, y sus manifestaciones de campechanía y ‘naturalidad’ resultan todo menos naturales… Su sonrisa es inexistente y si la ensayan les sale una mueca de mala leche caballar…, hortera y tosca hasta asustar.” En este mercado de gestos se venera lo faltón, lo farruco, la zafiedad, el desdén y la arbitrariedad, donde el razonamiento está mal visto, y no digamos la complejidad, el matiz, la sutileza.
    De ellos poco más puede esperarse que la hipocresía, Y ésta, además, de la más baja calidad. Como lo es intentar hacer creer que con cualquier adversario político el gobierno sería inestable y España ingobernable. Todo menos lo sincero, lo verdadero, lo genuino, lo llano, todo aquello con lo que cualquiera de nosotros nos podamos identificar.
    En este sentido los nuevos partidos emergentes ya han transformado el sistema político. Incluso si perdieran, ya han ganado. Por su biodiversidad. Feliz Año Nuevo.

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