Cuando Julio César Augusto fue asesinado en el Senado romano el 15 de
marzo del año 44 adne. a los 56 años de edad, antes de morir pronunció estas últimas palabras: “Tu quoque, Brutus?” (tú también, Bruto?). Marco Junio Bruto era hijo de Servilia Cepiones, amante de Julio César,
quien lo tenía por adepto suyo y predilecto. Fueron 23 las puñaladas que le asestaron, la última de las cuales por el
mismo Bruto que moriría dos años después, en Grecia, a donde se había exiliado,
tras la batalla de Filipos en la que combatió contra los ejércitos del nuevo
emperador Octavio y de Marco Antonio.
Esta tragedia ocurría en las idus de marzo del 44 adne., dos años
después de haberse implantado el nuevo calendario juliano, 2059 años después de
lo cual se repite ahora el suceso, ante
diem sextum Kalendas Ianiuarias, pero
no ya en el Senado romano sino en la calle Ferraz de Madrid. Ni con un punzón, como ocurrió en Roma, sino con una puñalada trapera.
Y esta entrada tiene como motivo un pedante tweet mío de ayer, tu quoque, Susana? que coincidió en el tiempo con la magnífica publicación gráfica del mismo tema por El Jueves, sin habernos puesto de acuerdo para hacerlo, por lo que me decidí a publicarlos hoy juntos, en beneficio mío y perjuicio para ninguno.
Debo explicarme: el PSOE se enfrenta a una encrucijada de dos caminos, uno de las cuales se desvía a la derecha hacia el PP y el otro hacia la izquierda de Podemos. Declaro mi preferencia por este último ya que la confluencia de Podemos con el PSOE frenaría y moderaría a Podemos al tiempo que permitiría al PSOE recuperar sus raíces populares. Aparte de que apoyar al PP me parecería deleznable.
Por otra parte, el acercamiento del PSOE con Podemos no sería más que un reencuentro generacional. El abuelo Pablo Iglesias descansaría mejor en su tumba. Y todo quedaría en familia.
Y vosotros, los de Podemos, no tenséis tanto la cuerda que, si estalla, no caeréis vosotros solos sino que nos arrastraréis a todos los demás en vuestra caída. Centraos en lo que es lo importante, formar un gobierno como sea con tal de desbancar a estos delincuentes del PP, que el resto se os dará por añadidura.
Debo explicarme: el PSOE se enfrenta a una encrucijada de dos caminos, uno de las cuales se desvía a la derecha hacia el PP y el otro hacia la izquierda de Podemos. Declaro mi preferencia por este último ya que la confluencia de Podemos con el PSOE frenaría y moderaría a Podemos al tiempo que permitiría al PSOE recuperar sus raíces populares. Aparte de que apoyar al PP me parecería deleznable.
Por otra parte, el acercamiento del PSOE con Podemos no sería más que un reencuentro generacional. El abuelo Pablo Iglesias descansaría mejor en su tumba. Y todo quedaría en familia.
Y vosotros, los de Podemos, no tenséis tanto la cuerda que, si estalla, no caeréis vosotros solos sino que nos arrastraréis a todos los demás en vuestra caída. Centraos en lo que es lo importante, formar un gobierno como sea con tal de desbancar a estos delincuentes del PP, que el resto se os dará por añadidura.
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